viernes, 8 de septiembre de 2017

Mi nave espacial


Cada noche complicaba el sueño, 9 años no es el mejor momento para mantener la calma y dormir. Yo no era la excepción. El  gran dormitorio del fondo de la casa, construido en material noble a diferencia del resto de la casa, de grandes paredes de adobe enlucidas con yeso y techos altos de cuartones de madera que albergaban mis ganas de dormir, haciendo mas esquivo el sueño.
Di por pensar que vivía un día tan sin igual que no quería que acabara, que la temperatura sumada a la humedad  del frio de Miraflores jugaban en mi contra, conté ovejas saltando los cuartones de madera del techo tan alto, imagine la luna despejada llamándome, me castigue por sentirme trasnochado al dia siguiente, pero nada cambio, cada mañana me sentía como nuevo después de cada noche de insomnio.
No recuerdo si fueron años, meses o días, tenía que inventar algo, un método un sistema. Así aprendí a jugar con mis dedos, índice y anular formaban el peleador perfecto para enfrentarse a su rival de la otra mano tirando altísimas patadas al adversario en una danza sincronizada que terminaba con la doble patada voladora que vencía al rival instantáneamente.
Las peleas duraron poco, dormía arriba en la cama camarote y cada patada movía todo, mas que las quejas era el no molestar al resto, la vida me iba enseñando a conocerme, a respetar al resto por mi propio conocimiento, por eso no dormía, seguramente era por eso.
Las noches de insomnio volaron, y solo quedaba mi imaginación, pensaba y pensaba, y asi descubrí que para jugar no se necesitaba mas que los propios pensamientos, intente varias historias, pensaba y pensaba hasta que llegue a una gran aventura.
La nave era de forma circular como un platillo volador, forma producida para soportar la fuerte presión del ingreso a cualquier atmosfera planetaria imaginable, a la vez, cada escasos centímetros a los largo del diámetro central, censores muy sofisticados median el poder de atracción de cada elemento en el espacio por mas grande o pequeño que fuera ejercían una fuerza infinita sobre los elementos; una súper computadora regulaba el poder de atracción o repulsión necesaria para dirigir mi nave con el propio impulso de los elementos circundantes, y como es lógico, para lograr tanta velocidad de procesamiento los circuitos en lugar de cables se unían por celdas cerebrales como neuronas o algo asi … imaginaba.
Pronto la nave tomo forma, una panel de control adelantadísimo para su época, con pocos mandos rodeado por un gran imán regulado por el sistema, íntegramente fabricado en metales ligeros que al girar producían el campo magnético necesario para cada que celda circundante funcionara. Coronando al centro un gran asiento para comandar mi nave.
4 pisos, el mas bajo lleno de insumos, baterías, combustible, el tercero un laboratorio con simuladores para enfrentar cada eventualidad de larguísimo viaje, el segundo un gran dormitorio con todas las comodidades para una larga estadía y el primero la base de control de la nave donde yo pasaría mas tiempo cada dia.
En el espacio el tiempo no es como en la tierra, los lapsos de 9 horas terrestres hacen un dia terrícola, por eso la travesía seria mas corta de lo necesario, en mi aventura sin fin, sin necesidad de un destino si no por el espíritu explorador en nombre del insomnio.
Escogí el color, la ubicación de cada puerta y ventana, imagine, la forma de la estructura, la construcción de los paneles que cubrirían toda la nave, los sistemas de seguridad, la distribución de oxigeno, un sistema que mantendría el equilibrio que con el tiempo descubrí se llamaba giroscopio, elemento totalmente inútil en el espacio, hasta que un dia, o mejor dicho una noche,,,….todo estaba listo para despegar.
Cuenta regresiva, magneto activado, mi gran horno microondas estaba flotando, no había asombro, no era increíble, era lógico, mi nave flotaba, el proceso lógico estudiaba cada elemento estableciendo el poder de atracción o repulsión necesario para flotar, avanzar o imprimir la velocidad pedida, flote poco a poco hasta que llegue a las nubes, de pronto todo se oscureció, era el espacio, la inmensidad; me invadió un temor, la posibilidad de no poder regresar, no temí mas, deje mis miedos en ese lugar, justo entre la atmosfera y el espacio y despegue, la velocidad era deslumbrante, hasta alcanzar las 9 horas por dia, e iniciar mi gran exploración.
De ahí en adelante lo difícil fue despertar, cada mañana mi madre me llamaba mil veces pero yo no quería despertar, era tan delicioso dormir, que esperaba con ansias la llegada de la noche mas que de la mañana, asi poco a poco pasaron miles de años hasta ayer, si el dia de ayer o mas exactamente su noche cuando mis dos hijos que comparten un dormitorio duermen en camas independientes, no cama camarote y me han dado junto a mi esposa la mas grande felicidad y comprensión de la vida a la que nunca espere llegar.

Anoche, mi hijo menor me confeso que no podía dormir, yo echado a su costado me di el lujo de trasmitir mi sabiduría, y empezamos a construir su nave, su nave espacial, poco a poco le explique los detalles, el objetivo de la misión, cada detalle de construcción y el principio de su movimiento, el inició su proyecto en voz baja, me comento el color preferido, el lugar para las puertas, el combustible a usar y le imprimió un cambio, un pequeño detalle que me trajo de regreso a su lado, su nave, su proyecto, inicia con una extensa sala de control liderada al centro por dos cómodos asientos uno al lado del otro, uno para el comandante capitán y el otro para papà.

Alberto Novoa Allagual
setiembre 2017

domingo, 13 de diciembre de 2015

Los Chocolates de Saul......
No eran los mejores años, la desesperanza hacia a muchos perder los papeles, a pocos unirnos mas como hermanos que esperanzados en que sin saber la solución algún día terminaría, de alguna forma sin saber como todo este sufrimiento acabaría.
Era de tarde entrando la noche, Saul unos años menor que yo siempre había sido mudo testigo de mi desesperanza, siempre disponible para acompañar en cualquier eventual aventura o simplemente para tener una buena conversación, aquel día, sin trabajo y habiendo caminado todos los caminos conocidos, había perdido la esperanza, la misma que se alejaba de mi todas las tardes, apenas me daba cuenta que la noche venia y el hambre se sentía una vez mas.
No recuerdo cuanto duró, pero representaba toda mi vida, no era un capitulo como lo veo hoy, una época de baja, era toda mi vida involucrada en lo que me negaba a creer y que el día que lo creí lo acepté, para agachar la cabeza con la finalidad que la tormenta me toque lo menos posible pero ganar velocidad en mi paso directo y justo por el centro de ella, al principio con las manos en los bolsillos, la cabeza gacha como pidiendo no ser golpeado por la pobreza, el hambre, la desesperación que acechaba, después, levantando la cabeza, con los brazos en alto, muy en alto, rematando las manos abiertas y mi voz, un grito, un solo grito que no silencio la terrible tormenta sino me hizo escucharme , oir cada uno de mis pasos luchando por salir empujando hasta que por fin vi el suelo, donde me quede y moriré en paz, justo, casi, como hoy.
Aquel día, el hambre era diferente, ya no quemaba, ya no había forma de describir el sentir de los días sin probar alimento, simplemente ya no “era” como si mi cuerpo hubiera apagado el dolor físico del no comer, aquel día se perdió mi instinto, deje de ser mi para empezar a ser yo, solo en casa, buscando entre lo buscado algo que hacer, algún camino que no hubiera repasado, mire por la ventana y vi la delgada silueta de Saul, mi amigo, vecino, hermano, cuya ventana quedaba exactamente frente a la mía, un poco mas a la derecha, quizás mas alta, levante la mano, recibí respuesta, pocos minutos después estábamos conversando en el filo de la vereda, de la calle mas solitaria que conocía, mi calle, empezaba a ser de noche era el momento justo en que el ya no se sentía frió, ni hambre, solo la soledad.
Hola, hola, que haciendo…nada, cagándome de hambre, pucha, lo mismo, hoy no vino mi viejo, a cada rato me asomo por la ventana, pero nada, esperaba trajera algo para la casa, para comer, pero nada, ya son 2 días y nada, para ese entonces su padre, recio hombre de costumbres había abandonado la casa familiar para empezar su vida terminando con la de la esposa y los hijos, ya me canse de tomar agua, si, es una buena solución pero cansa, y tu bicicleta? Ahí, oxidándose, yo no se para donde voy, si tan solo viera una luz, -dije eso en voz alta?- perdona, normal, yo también estoy recagado, ya no era el mismo pendejo de siempre ya no tenia mis patas ni mi ropa, era el mismo abandono hecho ser, o lo eramos, tomando la noche lo mejor posible, conversando, con dignidad, tratando de poner alegría donde faltaba, y sabes que?? Me llevo a los milicos pues, ahí maneje un auto por primera vez, hace poco mas de dos meses, poco antes que se fuera, choque, todos se cagaron de risa de mi, pero la pase muy bien, como antes, como será en el futuro, poco después se fue, y de paso dejo los chocolates del curita, curita??? Y eso??? Claro pues, el trabajaba para un cura, no se que hacia pero el cura no tenia dinero y la pago con los chocolates, finos, americanos creo, no se, vencidos totalmente vencidos, ah si? Chocolates??? Chocolates’?? anda tráelos, vamos a darles una mirada, noooo, no jodas están podridos, pasados, los guardo no se por que, pero los guardo, no los voy a comer, huevon, me cago de hambre, tráelos y veremos, pocos minutos depues, Saul se aparecía con una inmensa bolsa negra con los ya famosos chocolates, abrí la bolsa con dignidad rápido pero si apuro, lento con mucho cuidado y vi el tesoro del reino del olvido, una valiosísima carga de finas envolturas de platina dorada finamente rodeado por papel de colores y cintas blancas, eran los mas finos chocolates del mundo, maravillosos, en todas sus formas y colores, no se cuanto pero debe haber habido mas de 500 chocolates finamente envueltos cada uno con mayor edad que otro.
No comas huevon están pasados, no, este no, mira dice otra fecha, y total lo pasado se le siente en el sabor, no? Probé uno, dos, diez, cuando levante la cabeza vi a Saul comiendo alegremente, demoramos 10 o 20 minutos en empezar a cagarnos dela risa, era verano, las casas deban frente al mar, el sol ya se había ido pero había un fiel reflejo de dulzura en cada cosa que veía, la gente pasaba, los autos la noche, las voces, los ruidos delas casas, los amigos que pasaban e intrigados saludaban.
Aquel día sobreviví o mejor dicho aprendí a sobrevivir, aprendí que todo pasaría, que mas allá de lo que dure esta el beneficio de llegar al final, aprendí que cada mano esta siempre unida a otra porque así es nuestra naturaleza, porque así lo afrontamos y así escomo debe ser, una constante prueba sin duración solo un principio y el fin.

domingo, 22 de marzo de 2015

Sophie Bistro

Hace años, muchos años atrás, el malecón de Miraflores tenia de todo menos bodegas; quienes vivíamos en la 13 de Berlín sabíamos que sábado domingo y feriado encontrábamos mas que pan o cebollas al amigo Choy Ki Fox, señor de avanzada edad que atendía en la única bodega de la zona de aquel entonces.
La buena conversa y la mirada pícara eran su fuerte, era un hombre alto, de barba, muy conversador, en sus mostradores tome mi primera cerveza negra sin helar, como el siempre decía que se debía tomar.
En sus vitrinas era interminable la cantidad de curiosidades, pequeños productos de su China natal, ungüentos, pomadas, muñequitos, juguetes de latón, bolitas de colores, ganchitos, que ya para ese tiempo olían a antaño, a aquella época en la que el la bodega Choy ki Fox atrapó el tiempo y no lo dejo salir convirtiéndose en la ultima representante de mis maravillosos años de infancia y juventud.
Un dia Choy Ki Fox cerró sus puertas y así quedó por buen tiempo hasta que el boom inmobiliario amenazó con convertirla en una nueva estructura de esas que nos hacen sentir cada día mas lejos de lo que fué el Miraflores romántico y tradicional.
Es ahí que llegó Sophie Bistro, he tenido la suerte de ir solo una vez, mi esposa y yo quedamos agradablemente impresionados por la ambientación, la iluminación, el respeto a la estructura tradicional, la buena comida........ ando ilusionado con la idea que Miraflores no es solo edificios y pienso que Sophie Bistro merece el apoyo de todos, vamos a tomar un trago a Sophie Bistro? a recordar los maravillosos años que vivimos los miraflorinos entre el Parque Salazar, las bicicletas en la bajada Balta y la buena conversa del amigo Choy Ki Fox.

domingo, 6 de octubre de 2013

Trascribo el relato ganador del concurso de La Fundación Cesar Egido Serrano en el que participe, no les cae conocido este relato? no es acaso un chiste popular que muchos conocemos?

"......... Museo de la Palabra, ratificó el acuerdo del Jurado, y comunicó a los agraciados, así como a los finalistas esta decisión, dando fe de ella y trasladándola así mismo a los medios de comunicación.

Adjuntam
os el relato ganador y los Accésits traducidos al Español.

Relato ganador:

EL FRANCOTIRADOR
Todos los días, mientras esperaba el ómnibus, un niño me apuntaba desde un balcón con el dedo, y gatillaba como un rito su arma imaginaria, gritándome “¡bang, bang!”. Un día, solo por seguirle el rutinario juego, también yo le apunté con mi dedo, gritándole “¡bang, bang!”. El niño cayó a la calle como fulminado. Salí corriendo hacia él, y vi que entreabría sus ojitos y me miraba aturdido. Desesperado le dije “pero yo solo repetí lo mismo que tú me hacías a mí”. Entonces me respondió compungido: “sí señor, pero yo no tiraba a matar”.........."


Y mi relato fue el siguiente:

OCTAVIO
Lo conocí el 17 de setiembre de 1970, yo andaba concentrado en la fiesta de cumpleaños que preparaba mama, hacia calor, la pequeña casa Lince olía a torta, a cera, a cumpleaños, hasta ese día, mi universo era mi madre, pero esa mañana no fue igual, entro una sola voz que decía, hola hijo, levante la mirada y era un hombre cobrizo, gigante, era mi padre, esa fue la primera vez que me di cuenta que el estaba ahí, y tome en cuenta que siempre estaba ahí, ese día empezó una extraña admiración competencia que aun no acabo de entender.

jueves, 20 de junio de 2013

Alberto Novoa Allagual

Hace un siglo que no te veía –le dijo confiada- aun sin saber que decir, era mas que mucho tiempo sin verse, como si la muerte hubiera sido el fin perfecto que cerrara el circulo de vida, una vida perfecta, llena de amor, de protección desde que vio su rostro por primera vez, el dia de su nacimiento.
Sera común que no recuerdo un solo momento sin verte? Desde antes de nacer ya te imaginaba y al irme te seguí cuidando desde mi lugar, aquel lugar reservado solo para mi donde llene cada espacio de ti, hijo querido, amado, deseado, esperado,  siempre fue para mi un misterio como amar a la vez, confiaba en la forma diferente de amar pero aprendí que eso nacería del reconocimiento de cada uno, y a ti te amo como eres, así que te ame por igual, sin nombre sin motivo, solo por ser mi hijo, este relato te va sin nombre porque es para ti, cualquiera de los tres porque a mis ojos son la misma persona.
Debo confesar que fui mimada, amada, engreída y protegida, con los años aprendí que no era lo mejor, y cuando me di cuenta, no era la experiencia lo que había ganado sino el poder de aprender de cada situación, la observación aguda el rápido análisis y la respuesta, ahora, desde mi lugar me veo como una negociante. Todo empezó tan temprano que apenas puedo recordarlo.
Mis padres se casaron jóvenes, paso buen tiempo antes mi llegada, decía mi madre que su fuerte timidez la aislaba del placer mundano de vivir un matrimonio plenamente, eran otras épocas, mi padre, hombre alto, muy buenmozo supo esperar hasta que ella le abriera su corazón y como llega el verano llegue yo, la primera nieta esperada en la familia, mi padre se había dejado absorber por la familia de mi madre, vivíamos frente a la casa de los padres de ella donde pasaba casi todo el día, hasta la hora de la llegada de mi padre.
El trabajaba en el puerto de Callao, lejos de ser un hombre rudo preparado para la faena, era el hombre mejor vestido de la época, saco negro y sutiles rayas ligeramente mas claras, camisa blanca, corbata, charol y quepí,  la sonrisa llena de confianza porque nunca nadie ignoro que existiera Gregorio.
Aun en primaria, siendo muy joven, estudiaba en un eminente colegio católico, mis padres por motivos que desconozco y que ahora veo mas allá del juzgamiento, me negaron la atención indispensable, era época de Primera Comunión, yo sentía un interés absoluto por el participar pero sin preparación ni interés de mis padres esto se veía cada vez mas lejano, un dia, sin saberlo estaba con mis amigas frente al altar no me había preparado de la misma forma que ellas pero sentía que era el momento, solo recibí la comunión sin haberme preparado, quizás por eso, por esa falta de preparación pero exceso de pasión rezaba el Padre Nuestro omitiendo un par de frases, soy honesta conmigo misma y siempre me pareció que era lógico omitirlas, aun rezando en voz alta frente a todos, porque sentía todo, todo menos vergüenza, y me traje  mis sentimientos, porque al final hijos míos eso es lo que queda, las pasiones, la cólera, la vergüenza, los desacuerdos y las angustias, todo es efímero, porque no se muere en un segundo sino en una vida cuando uno empieza a entender  lo que es valioso y lo que no, lo que no lo es.

En 1932 se vivía en caos, aun la gente moría de gripe y los terremotos llegaban a cada rato, es así que llego mi hermano, con sus “angelatos” y sus escapadas, bien contaba mi madre que para poder cocinar lo amarraba a una pata de la mesa; el como hermano menor recibió todo el aprecio y atención de mi madre el que no fue capaz de multiplicar para mi; la pronta enfermedad y muerte de mi padre me dejaron desolada, mi madre quien decidió por vivir apartada perdió todo cuando después de la partida de mi padre saquearon la casa familiar robando todo, absolutamente todo.
Marina quedo aislada, triste, sola, con su rosario de pastillas que termino provocándole la adicción que soluciono el problema, no mas viajes a ver a la abuela, ella viviría con nosotros, en la pequeña casa de Porta.
La economía era tan mala y yo como sobreviviente no me escondí en la tienda sino salí a buscar oportunidades….Salí tantas veces, recordaba a mi padre cargando maletas en el puerto después de un despido temporal, comprando un sobre  y entregando a Marina la misma cantidad dentro del mismo sobre cada mes hasta que descubriera el engaño, quien podría molestarse con un hombre así…?  Cada día salía a buscar alguna oportunidad, fue así que me convertí en contrabandista como mi abuela quien habiendo sido ciudadana china, dueña de un grifo y finalmente pobre, trepaba a un bote comprando contrabando para después venderlo e el puerto de Callao; aproveche el negocio en Tacna hasta que duró, vendía libros, hacia chompas, cocinaba, hasta que llego la oportunidad de mas que trabajar crecer, era la época de las copias y los tipeos y yo sabia tipear, camine hasta Comandante Espinar al encuentro de una maquina de escribir eléctrica, todo un adelanto de la época y yo la podía comprar, fui, regrese, y re fui, la separe y nunca la pude comprar, ese fue un duro golpe para mi, siempre lloraba, cuando todo se terminaba, solo lloraba, lloraba y lloraba.
Los años pasaron Y Uds. Crecieron, cada mañana los despertaba con la radio y me acento serrano, nada mas lejano; no recuerdo ninguna mañana que me haya despertado después de Uds. 
Finalmente mi madre vino a vivir a Porta, la histeria la conocen, la casa chica, los muebles apilados; cada dia salía a caminar, a buscar. Una tarde, después de almorzar, encontré una casa, una increíble casa que nunca pensé yo podría comprar y la compre, vendí la tienda adjunta a la casa de Porta, solo 44 metros que me dieron la posibilidad de soñar y una caja de joyas de Marina que me dieron la posibilidad de realizar el sueño, era la casa mas bella de la zona, la mas grande, y con nuestro amor se llenaría de nietos y calor de hogar, pero enferme, aprendiendo la mas cara lección de la vida.
Es imposible estar preparados para la muerte, es imposible ordenar las cosas para la llegada de lo que uno quiere negar, Salí y gaste, gaste tanto dinero como podía, compre regalos y todo lo que yo siempre me había negado por austeridad, poco a poco llegaron los dolores, la ansiedad y la aspirina codeína, las miles de emergencias en el hospital, las carreras, hasta que entendí que me iba, que el camino ya tenia un final, con las ultimas palabras que pudiste escuchar, para el que quisiera realmente escuchar, les dije, “todo te lo quedas tu, porque si se lo doy a tu padre se lo gasta en mujeres, si se lo doy a tu hermano se lo roba y al otro hermano se lo roban, así que todo te lo quedas tu”, quien hasta ese día había cobrado los alquileres y administrado mi enfermedad, quien cada día dormía conmigo en el hospital y lejos de saber qué perdería asumió un frente de defensa para mi, no aislándome para que no me vieran enferma sino haciendo mi voluntad a cada momento, la única persona que manejaba la combinación de la caja fuerte de casa, el único que pagaba las cuentas y caminaba, mas de 100 cuadras cada día, para atenderme….cuantos de Uds. Atendieron hasta mis necesidades mas privadas?
Hasta que llego lo inevitable, el sujeto mi cabeza, yo ya no hablaba, mis labios pegados por la inanición solo me permitían dar la mirada de desesperación que todos encontraban en la que solo el encontraba la ternura, suspiré y me fui.

58 años después de la época revoltosa del caos y los terremotos, partí, no para alejarme sino para quedar como un testimonio claro de la situación de cada uno de los que dejaba en la vida, 

lunes, 27 de mayo de 2013

Octavio - Alberto Novoa Allagual

Al bordear el final, las emociones cambian, lo se, después lo comprendo, cuando aun no siendo tarde entendí la necesidad de terminar el camino en paz, conmigo mismo, con el.
Octavio ya no era el hombre gigante de largos pasos que estremecía personas con su presencia,  los años mas que envejecerlo lo había abandonado, dejando solo una delgada capa de piel que dejaba ver claramente sus sentimientos, su gran temor, la soledad había llegado y el lejos de combatirla se dejo seducir hasta perder su esencia mortal convirtiéndose en la mas triste versión de su recuerdo, del de el, no del mio, claro.
Siempre despeinado, con lentes marrones a media nariz, una chompa con cierre, pantalón marron, siempre el mismo, impecable, arrugado, con esa escaza barba que recuerdo raspando con mis manos desde que naci y que busco en cada vez que me encuentro  frotando la llema de mis dedos sobre una superficie rugosa, a cada momento, se convirtió en un tic, que no suelta el recuerdo.
Octavio nació el 9 de diciembre de mil novecientos treinta, dos días después fue declarado en el registro mas cercano, en el cálido norte peruano, en el puerto de Salaverry; heredo la piel cobriza y los ojos marrones de su tierra, sin padre, llego a Lima muy pequeño en los brazos de su madre quien lejos de amilanarse ante la tristeza, crio un hijo maravilloso, destacado, iluminado que inspiraría a cuanta gente conoció.
Lleno de aspiraciones, paso sus primeros años en Magdalena, como un hijo bien querido de las Badillo, para en su juventud afrontar la realidad que significa no ser hijo sino protegido de quienes lejos de calificarlo entendieron sus brotes adolescentes que le confundían, habría sido quizás esta la primera confusión de Octavio, quien lejos de saberse en rebeldía busco la salida sabia imitando a los ídolos juveniles del momento, Pérez Prado, magnifico músico brasilero impondría su moda en el Octavio al borde de la juventud, con su uniforme marrón claro, birrete y botines como lo admire en alguna foto del pasado, porque Octavio sabia bien lo que quería, mas no lo que tenia, quizás, la segunda frustración seria la decepción de verse con tantos recursos y ninguna posibilidad, sabia lo que era, pero no encontraba su camino.
Soy partidario de pensar que en la familia, encontró la madurez, encontró su camino, lejos del Alfonso Ugarte o de Lince, de San Miguel o de las Badillo, de los trajes de la exacta medida, de los zapatos impecables que lucio hasta el ocaso y que fue la santa fascinación de su vida, la familia, “su”  familia le dio la estabilidad que no encontró en su juventud, convirtiéndolo en un ser admirado, en el anfitrión impecable de los bingos del colegio, en el presidente de la asociación de padres de familia, en el amigo de Kiko Ledgard, en la palabra exacta con la voz fuerte y melodiosa.
Fue la escuela inmaculada del matrimonio, recuerdo atesorado una tarde de regreso de la peluquería, mis hermanos ya mayores cada uno en su vida y yo en el asiento trasero de la camioneta, Octavio y Dora adelante, la esquina vuelta a la izquierda y una repentina caricia de mi madre que reboto en una traviesa cosquilla de mi padre, estaban perfectamente sintonizados, el momento la expresión, la sintonía que se veía como música en mis ojos, como la melodía que embriaga mi corazón con el ejemplo que sigo cada dia de mi vida. Porque para mi fue el mejor, me dio la mejor infancia que pude imaginar, mi defectuoso sentido de la audición mejora mi memoria para los sonidos, cada dia siento oir mas y mas cosas del pasado, y ninguna de las que oigo esta excenta de risas, acompañadas de caricias, de miradas tiernas siempre llenas de palabras, inagotables cantidades de palabras, por eso soy capaz de recordar su voz, por el volumen tierno, porque el sabia que siempre que venia con cariño, con ejemplo, seria capaz de quedar imborrable, lo que logro, ampliamente logro.

Mucho aprendemos del amor por la madre, yo lo aprendi por mi madre y por mi padre, no existían individualmente siempre fueron una sola persona, quizás ahí empieza el misterio de la trinidad, o el divorcio con la ciencia en la afirmación que la dualidad es la unión de dos personas que dan como fruto un matrimonio fuerte y estable para siempre, por siempre para siempre.

jueves, 23 de mayo de 2013

Fragmento - Alberto Nova Allagual


Los años volaron lentamente uno tras de otro, trayendo la adolescencia y la juventud, los avances tecnológicos y los discos compactos, aun tengo en mi memoria la pregunta del Sr Toricelly a mi padre…y don Octavio, y ahora que hacemos? Venderemos discos compactos? O la expresión del Sr. Borda cada vez que entraba a dejar una factura, mi padre fuerte, tan golpeado por los anos, por la perdida de una hija menor, por los gastos, fue descuidando la tienda hasta que poco a poco dejo de encender todas las luces de la tienda, poco a poco con el pasar de los últimos meses, poco a poco mas allá de apagarse cada foco, se evito encender, uno mas y otro, hasta que la tienda se convirtió en el oscuro recuerdo de la gloria de antaño, o era el único negocio de la zona que al no actualizarse se quedo olvidado e el tiempo, los pocos que avanzaron siguen hasta hoy pero la tienda de mi padre un día cerro, el mismo día que quedo un solo foco por encender y que al día siguiente debió apagarse, o simplemente, no se encendió.