Lo conocí el 17 de setiembre de 1970, yo
andaba totalmente concentrado con las sorpresas para la fiesta de mi cumpleaños
que preparaba mi madre con mi tía hacia calor, los muebles de mi dormitorio el
mismo que compartía con mis dos hermanos en l pequeña casa de Lince estaban
llenos de sorpresas, la casa olía a torta, a cera, a cumpleaños, hasta ese día
mi universo era mi madre, mis hermanos, mi cama y la televisión, aun tomaba
biberón para dormir, así que me echaba en la cama de mi madre y esperaba el
biberón antes de dormir, pero esa mañana no fue igual, concentrado entre tantas
cajas dulces y serpentina se paralizo el mundo, y entro una voz, una sola voz
que decía, hola hijo, ven vamos a ver la mesa, levante la mirada y era un
hombre cobrizo, muy, muy alto, gigante, era Octavio mi padre, esa fue la
primera vez que me di cuenta que el estaba ahí, y que tome en cuenta que el
siempre estaba ahí, pero que yo nunca había independizado su presencia, siempre
había sido un conjunto, ese día empezó un extraño paralelo entre admiración y
competencia que aun hoy no acabo de entender.
Sera que el ser padre es el dejar de ser
uno mismo para pasar a ser propiedad de la familia? Creo que si, pero el tiempo
me enseño que eso no se busca, no se lucha, eso llega solo, como cada noche
cuando camino dando vueltas en la sala de mi casa con Felipe en mis brazos,
como lo hice con Fernando, como espero hacerlo con los hijos de ellos, es mi
forma de hacerlos dormir, mi forma especial de sentirme mas padre.
Seguramente Octavio hubiera o había hecho
lo mismo, Octavio trabajaba en la tienda, negocio que mi madre construyo años
antes, siempre oí que había trabajado en grandes empresas y que dejo todo por
nosotros sus hijos, es un absurdo que un niño valore eso, pero siempre cada
cosa llega a su debido tiempo, yo no pido a mis hijos que valoren mi esfuerzo,
solo lo hago, me sale “ automático” y eso me hace sentir mucho mejor cada día.
Octavio tenia 45 años, la misma edad que yo
hoy, el ya tenia 3 hijos, yo el menor, después llegaría Milagros por pocos
días, solo por muy pocos días dejando el vació imborrable en mi madre y mi
padre, quienes enloquecieron cuando ella partió, nunca entendí lo que paso,
nunca pregunte mas, siempre respete lo que Octavio tuviera a bien explicarme,
con eso bastaba, eran otras épocas.
Es increíble recordar lo que sentía cuando
Octavio me cargaba y me llevaba a la cochera a guardar el auto, era la gloria,
mas de una vez mi madre critico que me sacara desabrigado, pero era ilógico
como podía sentir yo frió estando en los brazos mas seguros del mundo?Ese era
mi mundo, mi universo, mi madre, Octavio y mis hermanos.
Aquella mañana, Alvaro y Armando se
despertaron temprano, era sábado, me despertaron levantaron me llevaron al baño
me lavaron, cambiaron y peinaron con bastante glostora, debo haber quedado bien,
terminando su acto me dijeron….Feliz dia Tito, ahhh, bueno ahora entiendo, me
habían hablado tanto del cumpleaños y de los regalos que entendí de inmediato,
ese era mi regalo de mis hermanos a mi, bien, buen regalo, ellos se fueron a
dormir, me dejaron sentado en el borde de mi cama, bajo amenaza, no me podía
deshacer mi peinado, asi que debía quedarme quieto, solo un par de horas para
que despertaran mis padres, dos horas, nada mas.
No recuerdo nada de la fiesta, ni de los
regalos, solo del regalo de mis hermanos, las manos de mi madre preparando las
sorpresas y la voz de mi padre.
La casa pequeña en lince con pisos
cerámicos de colores desconocidos para mi el pequeño y misterioso baño en la
cocina el que nunca explore, el pasadizo largo de entrada tan oscuro, Jose Pardo no era una calle tranquila, Lima vivía emborrachada por el fuerte olor de
los ómnibuses de aquella época, el diésel no perdona, el olor característico de
su humo, el kerosene del primus, el ron de quemar, las mañanas frías de pisos con barro, porque
en lima no llovía sino embarraba-
Es tan fácil recordar que se tiende a
endiosar los hechos, podía cerrar los ojos y sentir su presencia, eso me da la
facultad de saber cuando incluso hoy me acompaña Dora, mi madre, iluminaba
cada lugar con su presencia, quizás por eso se describe a Dios en forma
luminosa, quías por eso la Virgen Maria manifiesta su presencia con pétalos de
rosa, quizás por eso esperamos no se borren las facciones cuando muere un
Santo, para que el recuerdo del rostro del ser querido no se borre de nuestro
pensamiento, su rostro permanece intacto en mi, casi recuerdo su timbre de voz,
sus palabras, su mirada, por esto se me hizo tan fácil imitarte, a ti y a
Armando.
Confió en que la vida es un paralelo, en que
hay un instante único en cada universo que vive cada existencia individual, los
hechos se repiten y cada uno tiene la posibilidad de vivir en si, en cada acto
que realiza el cielo o el infierno, con la agonía del purgatorio, y no la vana
descripción desesperada que dio la humanidad a la visión del pecado; el cielo y el infiero, lo vives e
cada acto, el purgatorio es el proceso, dejo libre al universo para que me
muestre llegado el momento lo que viene después, no espero, no confió o exijo,
solo dejo al universo hacer su trabajo y aprecio finamente cada hilo que mueve
para hacerme llegar a un lugar exacto en su momento y su tiempo.
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