lunes, 29 de abril de 2013

La noche del apagon - Alberto Novoa Allagual (fragmento)


Los años del terrorismo no fueron fáciles, era todo un reto vivir cada día, cada uno en su forma, con sus ocupaciones, era como si el ser humano se adaptara a cada difícil situación, era como vivir en guerra, era como vivir en el siempre contrastado Perú con el temor en cada esquina con la posibilidad de ser arrollado por una combi o asaltado en una esquina; seguramente fueron los años mas seguros de la historia del Perú, había menos robos, menos accidentes, claro, la gente se cuidaba mas no salíamos tan tarde, no nos metíamos por lugares solitarios ya que sabíamos que en cada lugar existía la posibilidad de ser victimas del odio que cultivaron cientos de años de vida republicana, para que decir mas, la muerte era el epilogo de ese odio y quien no como el cáncer, tenia un ser querido, un familiar un amigo en la mira del terrorismo.
Felix y yo éramos un par de jóvenes universitarios mi madre enferma y su padre menos que ausente, lejano; nos convertía en amigos inseparables, recuerdo cada mañana cuando un gigantesco Felix entraba a la facultad marchando al ritmo del silbido de una marcha, con gruesos lentes, que tapaba solo parte de las secuelas de un implacable acné que su madre combatiera con los mil remedios caseros y que finalmente desaprecio dejando atrás los duros rasgos agrietados y definiendo la sonrisa final que llevaría por siempre para siempre hasta hoy.
Felix era un excelente estudiante, mas que eso, tenia la facultad de recordar cada pequeño proceso matemático que solidificaba el procedimiento para la respuesta, yo nunca recordé nada, era como decía mi hermano, como si cada conocimiento lo hubiera tenido colgado de la pared con alfileres sin orden alguno. Pasábamos el día entero en la facultad, era mas seguro, al ser una universidad particular no se sentía los matices del terror, éramos tan jóvenes que habíamos blindado la parte dura para seguir siendo jóvenes, el ser humano siempre busca una forma, una salida de vivir sus etapas, como cuando hoy siendo padre me preocupo tanto de mis hijos, y siempre una voz dentro de mi replica, preocúpate menos, la naturaleza siempre dirá la ultima palabra, y si tu no puedes ellos maduraran igual.
Nos reuníamos cada vez que podíamos en la biblioteca donde se juntaba los amigos con muchas ganas de estudiar era muy importante aprovechar las horas de luz, los ataques había ya llegado a la capital, no solo eran las bombas en el periódico ni el lejano sonido de la detonación, los atentados ya estaban en la puerta de cada casa, a la vuelta de cada esquina, aun así la vida continuaba no solo para nosotros sino para todos los que alguna vez vivimos insertos en medio de una guerra contra un enemigo inexistente, que lejos de defender sus principios, se escondía en el anonimato entre las sombras de la oscuridad que el mismo creaba.
Felix, preparaba un examen, yo como siempre mas temprano había escogido el lugar ideal reservando lugares en la biblioteca, teníamos los libros, las copias, todos los materiales para dar un buen examen, esta vez, no lo dejaríamos pasar, cuando aparecieron ellas e escena, dos ángeles caídos del cielo entre la mas larga sequia de amor, Amor y Ángela su amiga, inspirado en los mas bajos deseos adolescentes que mas allá del libido pasando por lo sublime llegaba hasta nosotros con ese halo de frescura intoxicante entre lapiza de labios y desodorantes, mas allá de lo razonable, de la belleza o del riesgo, representaba la oportunidad del deseo que nubla las mentes mas claras embriagándonos entre el olor y la imagen cada vez mas confusa pero con un solo objetivo, sacar  del estancamiento a Felix.
Sin ninguna experiencia, Felix era algo así como el pupilo afectivo de la facultad, el resto ya con alguna experiencia, vivíamos preocupados por la falta de calor intimo-afectivo que sufría Felix, culpando a esta falta como la diseminadora del fuerte acné de su rostro, aquella tarde, ya casi noche, otro mito se desmentiría, el acné no es causado por la falta de actividad sexual, eso lo comprobamos esa noche.
Mas allá de las dudas, de los libros y de las bombas, nos acercamos a ellas, el olor embriagante era el mismo lejos que cerca, estábamos emborrachados, y ellas lo sabían, nunca fuimos tímidos, así que íbamos directo al grano, o al punto, eso les gustaba  a las chicas, hola, que tal? El inicio de la noche interminable.
Pocos minutos después del acercamiento inicial, nos quedamos brevemente solos Felix y yo cuando se acerco un amigo, con mas anos que nosotros, la amenaza venia impresa en la mirada, si sales con Amor, te la ves conmigo, porque yo he escapado por la ventana de la casa de una amante cuando llego el marido, mas que una amenaza, Felix y yo sentíamos que nos estaba marcando la hoja de ruta, y así lo hicimos siguiendo sus sabias amenazas, tomamos al toro por las astas y a las chicas por el malecón rumbo a lo que anos después se convertiría en el Parque del Amor en Miraflores, seguramente en honor a aquella noche de apagón.
Ya in situ, con las ganas en la garganta, Felix tomo las armas y escogió a la victima, Amor seria la elegida, el primer beso, la primera caricia, apoyados sobre un pequeño muro de concreto, se consumarían veinte tantos anos de espera, la emoción se sentía de lejos, el calor, la pasión, la experiencia de la vida misma, besos, abrazos, los cuerpos sumidos en uno mismo, complejamente adheridos como piezas perfectamente engranadas dando como resultado el mas sublime amor, Amor, lejos del rechazo, accedió a todos los sublimes requerimientos de Felix  quien lejos de desaprovechar cerro los ojos y vivió todo, todo lo negado en tan solo unos minutos, los mas gloriosos minutos de Amor.
Estando en la complejidad del encuentro, el ruido ensordecedor de los fuegos artificiales, confieso nunca haber pasado una experiencia como tal, el cielo se iluminaba como estrellas fugaces, el piso temblaba ante tanta pasión, el estruendo de las detonaciones……..mierda, Felix, apagón…!!!, se fue la luz carajo, compadre, que? No jodas……no huevòn, apagón, de verdad mira abre los ojos, el hielo invadió a Felix, como si las fuerzas del universo estuvieran castigando tanta pasión y ante el castigo inminente….Felix siguió, nada detendría la sábila del amor surgido de la profundidad de su ser, ni siquiera un atentado terrorista a pocas cuadras, dejando todo en tinieblas, ni siquiera eso, la pasión siguió su curso hasta coronar lo que seria la noche mas celebre de la historia sin exagerar, las mas noche, la mas celebre.
Ya camino de regreso, Felix no caminaba, Felix volaba, se convirtió e un ser alado, mitológico, juro haberlo visto elevarse del piso entre las luces de los autos que dejaba ver lo poco que tapaba el apagón, cantaba, levantaba los brazos, gritaba, era el jubilo que nació de esa aventura y que caracterizara su vida entera,  cuando mas allá de ocultar su agrietado rostro, nos enseno a sonreír, a ser visibles mas que invisibles, a querer como hermano y amar con mas que pasión, con los brazos en alto.

sábado, 27 de abril de 2013

Eran dos cabinas - Alberto Novoa Allagual (fragmento)


Eran dos cabinas tan pequeñas, y aun  así entrabamos 4 niños una escalera y todas las ganas de jugar. La tienda de mi padre estaba en ese lince desordenado de los anos 70, de veredas anchas y pistas nuevas, Lince era el lugar pudiente de la nueva clase media que emergía entre la migración, de miles de familias que al no tener nada en el campo buscaron un futuro mejor en Lima y resbalaron hasta Lince, ciudad intermedia entre la Lima deseada y los balnearios del sur, Miraflores y Barranco con sus amplias casonas de un piso y veraneantes de temporada.
Ahí nacía una nueva ciudad, una nueva clase que después migraría a lugares mejores tratando siempre de dar la mejor opción a sus familias, lince era un distrito familiar de casas de muchas casas, muchos autos y poco comercio.
Ahí nació la tienda de discos de mi padre la que fundo mi madre como una tienda de artefactos eléctricos poco después de dejar de trabajar en Phillips Peruana, manejo sus contactos, toco las puertas necesarias hasta tener la distribución de lo que hasta ese momento era la mejor marca de electrodomésticos del mercado, la tienda nació con sentido de cadena de tiendas y se mantuvo y murió de pie como los grades de aquella época.
Con el mas característico letrero de la época, un gran disco imitando su giro instalado e el segundo piso sobre la vista de todos, trasversalmente a la fachada para hacerlo mucho mas notable, fabricado en lata pintado de color rojo, bordeado de tubos de neón rojos y azul que oscilaban constantemente, mas abajo una flecha que marcaba la entrada a la tienda, en aquella época las tiendas que vendían discos eran llamadas discotecas, así rezaba la palabra en el gran letrero…..discoteca, Comercial Lince, Comercial Novoa cuando la administro mi padre.
De pisos blancos, de linóleo, con pequeñas rayas negras, una vitrina al lado izquierdo y una mampara al derecho, todo en aluminio con detalles de formica que daban la impresión de madera caoba, entrando a ambos lados en las paredes, la estantería que sostenía las caratulas de los discos grandes o long plays; maravillosos discos de acetato (plástico de aquella época) asentados sobre guardillas que corrían a lo largo de las paredes a manera de estantería forrado con la misma formica color caoba, solo las caratulas, ya que los mismos discos permanecían guardados en cajas cada uno celosamente sellado con una etiqueta para su inmediata ubicación, sutiles líneas de nylon mantenían las caratulas firmes a las paredes lo que hizo una característica en las tiendas de aquella época copiando todos iguales el sistema que lejos de mejorarlo solo fue copiado a lo largo de todo el Perú.
Frente a la puerta de ingreso el mostrador, el mismo estilo de formica caoba resaltaba entre los perfiles de aluminio que dejaba ver las agujas y pastillas, tan usadas en aquel entonces siendo la única parte en desgaste en los tocadiscos, al entrar e fricción con los discos de vinilo, la aguja trasmitía el sonido al amplificador lo que producía u fuerte desgaste, una aguja bien tratada duraría un par de fiestas; muchas veces atendí clientes que llegaban desesperados a cambiar de aguja, en plena fiesta los discos se corrían produciendo un terrible chirrido, cada marca u modelo, cada modelo un tipo diferente de aguja, en la tienda de mi padre habían todos, todos los modelos de agujas del mercado.
En el extremo del mostrador, una caseta de aluminio y vidrio guardaba celosamente el tocadiscos, debajo de el, el amplificador, que conducía el sonido hasta los parlantes ubicados en la entrada de la tienda colgados del techo y al fondo, pasando el mostrador, algo así que debe haber sido la mas grande colección de discos de vinil  de pequeño formato, discos de 45 rpm, debo haber contado algún día de inventario mas de 3mil títulos diferentes, todos los géneros, todos nuevos con unas pequeñas orejeras que sobresalían que mi padre instalo para la mas fácil ubicación de cada titulo especifico. El mueble amarillo donde reposaban los discos de 45 era de cedro, pintado al duco, con cajones en su parte media y tapas corredizas debajo, donde se escondían 350 Lp de Roberto Ledesma, compra oportuna de mi padre quien lejos de desaprovechar una buena oferta adquirió los Lp de la fabrica y los fue vendiendo uno a uno con la paciencia de los anos que fueron muchos anos venideros.
Cortas palabras para describir tanta grandeza, un solo baño ubicado debajo de la escalera de ingreso al segundo piso, la puerta oculta entre tanta caratula, baño, almacén, lugar de estudios, ahí pase interminables horas estudiando mis notas no eran buenas, mi madre me mandaba a la tienda con mi padre para que me haga estudiar, Nidia mi tía maravillosa y buena trabajaba con mi padre pero los discos de vinilo eran muy populares y las manos faltaban, yo salía a atender, aun cuando mi mirada no superaba la altura del mostrador, si señor?, niño, por favor, el disco de Marco? Ah…. El XRPBO1020, esperaba, lo probaba lo metía en una bolsa y lo entregaba, son 45 Soles señor, porque los discos de 45 costaban 45 Soles de aquella época, cuando había menos clientela, mi padre me mandaba a descansar, a jugar, a cualquier cosa menos estudiar, era justo, era un niño que trabajaba duro.
Temprano, cada tarde después del colegio, partíamos en la camioneta Rambler rumbo a Capón, de regreso una visita a las fabricas de discos a recoger mercadería y regresábamos con la camioneta cargada, las tiendas cerraban al medio día, así que cuando regresábamos yo ya fuera del colegio ayudaba a mi padre con las compras, comprábamos cassetes en Capón, discos en Sonoradio, en El Virrey, en Iempsa donde conocí a Yola Polastry, donde hice cada cola  y converse mas que como un adulto como un comprador que lejos de comprobar lo buen hijo era buscaba las mejores ofertas para la tienda de mi padre, así me crie yo, entre ofertas y cuentas pendientes, entre letreros de neón y discos de vinil, escuchando cada palabra viendo cada actitud de mi padre a quien nunca vi llorar, sino mas bien sonreír y vender, y vender, vender artículos cada día mas difíciles que exigían mas argumentos e ingenio de su parte hasta que un día ya no se vendió mas esperamos y nunca mas se vendió mas.
Frente al baño, cerraba el local dos cabinas, siempre con la formica caoba que daba la armonía al local, cada una con un parlante instalado, el interior de cada cabina era de color blanco, cada vez que se oía un disco afuera, el cliente podía ingresar a la cabina a oír en privado el disco pedido o como decíamos en esa época a probarlo; eran solo 2 cabinas que con los anos, las otras discotecas copiaron, en una de esas dos cabinas se fundo una tarde verano el Apple Records Club, donde nos hicimos mas amigos, mas hermanos, Enrique, Luis, Ángel y yo.
La tienda sobrevivió 17 gloriosas navidades, se llenaba de gente todos los días, recuerdo con mucha vergüenza la época de John Travolta, cuando los 4 bailábamos al ritmo de la música de aquella época, sabíamos cada paso y no temimos enfrentar al publico bailando dentro de la tienda, lo hacíamos muy bien, sin importar el modelo del zapato o la existencia de tal.
Mi padre el ser mas hábil del mundo, pasaba cada noche en casa grabando los cassetes que se vedarían al día siguiente, el fue el primero que unió varios géneros porque en esa época no se concebía una grabación de mas de un autor, el disco iniciaba y terminaba con el mismo autor, pero mi padre compro una grabadora de cassete y dedicaba todas sus noches a ser el primer pirata fonográfico del Perú, grabado cada cassete mucho antes que los jóvenes descubriéramos un deck o u amplificador, grababa cada cassette, segundo a segundo para finalmente hacer cada caratula a manuscrito con su maravillosa letra de molde la que la gente pensaba era de imprenta, era genial, era mi padre.
Los anos volaron lentamente uno tras de otro, trayendo la adolescencia y la juventud, los avances tecnológicos y los discos compactos, aun tengo en mi memoria la pregunta del Sr Toricelly a mi padre…y don Octavio, y ahora que hacemos? Venderemos discos compactos? O la expresión del Sr. Borda cada vez que entraba a dejar una factura, mi padre fuerte, tan golpeado por los anos, por la perdida de u hija menor, por los gastos, fue descuidando la tienda hasta que poco a poco dejo de encender todas las luces de la tienda, poco a poco con el pasar de los últimos meses, poco a poco mas allá de apagarse cada foco, se evito encender, uno mas y otro, hasta que la tienda se convirtió en el oscuro recuerdo de la gloria de antaño, o era el único negocio de la zona que al no actualizarse se quedo olvidado e el tiempo, los pocos que avanzaron siguen hasta hoy pero la tienda de mi padre un día cerro, el mismo día que quedo un solo foco por encender y que al día siguiente debió apagarse, o simplemente, no se encendió.

lunes, 15 de abril de 2013

La pandilla - Alberto Novoa Allagual


1966, no fue el mejor año republicano para Perú, la dictadura que se asomaba, un Velasco cada vez mas fuerte intentando lo que lograría años después por la fuerza, el golpe militar, el re golpe, “don bolas” en la tele, un spot publicitario en dibujos animados de un “gordito” que decía “a don bolas no se le debe hacer caso” aludiendo a los rumores que el estado ya no tenia dinero, a que estábamos cada vez peor y la crisis social derivaría en todos los males que vivimos en las ultimas décadas.
Desde que nací tome conciencia de mi existencia, no se si es común, pero desde muy pequeño sabia lo que era y lo que no, solía decir “cuando era grande y …me achique” para dar un ejemplo de mi claridad de idea. Todo el amor del mundo estaba en casa, cada uno tenia su espacio y su tiempo, su especial forma de ser, respetada por todos, sin intención de cambiar, solo sentir que cada uno tan individual éramos como un todo que como decía el abuelo al ser tan unidos éramos más fuertes.
La casa donde viví mis primeros cinco años era pequeña, se encontraba en un barrio popular como así lo llamaban entonces, como ahora llaman “conos” a los barrios que bordean Lima, era el distrito de Lince. La pequeña casa tenia pisos cerámicos de colores desconocidos para mí, el pequeño y misterioso baño en la cocina, el que nunca explore, el pasadizo largo de entrada tan oscura, Jose pardo no era una calle tranquila. Lima vivía emborrachada por el fuerte olor de los ómnibus de aquella época, el diesel no perdona, el olor característico de su humo, el kerosene del primus, el ron de quemar,  las mañanas frías de pisos con barro, porque en lima no llovía sino embarraba.

Alberto Novoa Allagual

Hoy no quiero contar una historia, los recuerdos que siempre me apartan de mi realidad no son el motivo de mis lineas de hoy,

Aquella manana el sol no llegaba - Alberto Novoa Allagual

Aquella manana el sol no llegaba, las manos levantadas tan blancas presagiaba un dia pasajero como todos, como cada uno que pasaba lento sin dejar recuerdo, solo pasaba lento, asi eran las mananas en el Colegio Champagnat, corria 1979, la musica presagiaba los ochenta, cada rostro, jovenes despeinados poco antes del recreo del medio dia cuando llegaba el hambre a los mas de mil quinientos adolescentes que corrian en el gigantesco patio pricipal, el asta de la badera al centro, mas alla la cancha, la piscina, el gimnasio, era ta natural para mi saber que dentro de la voragine de la ciudad mas moderna de aquella Lima estaba en el centro, en el mismo corazon mi colegio, con sus arboles a cada lado de la cancha y todo rodeado por altisimos edificios que lejos de impedir la luz del sol, protegian como celosas murallas del mundo exterior.

Aquella manana el sol ya se asomaba, era poco antes de medio dia, como siempre el timbre anunciaba el segundo recreo, en mi epoca no se llevaba lonchera, solo un taper que mama preparaba en casa, temprano con un par de panes, el mio amarillo el de mi hermano Alvaro naranja,

La padilla - Alberto Novoa Allagual

Lince era el lugar mas frió del Perú  sus calles anchas y modernas contrastaban con el cielo gris nublado por el humo de los viejos ómnibuses que transitaba por cuanta calle tenia, el ruido infernal detectaba tempranamente lo que con el pasar de los anos seria la perdida de mi oido izquierdo, lentamente, poco a poco.
Una esquina transitada en medio de un mercado, a la vuelta de la avenida, como cualquier esquina de Lima, empezando la cuadra la casa misteriosa, seguia la gasfieteria, especie de ferreteria dedicada solo a tubos y articulos de gasfiteria, segua la quinata de Carlos, la libreria de su madre, libreria Pizarro, al costado la puerta de la casa de Johnny, la obtetriz

domingo, 14 de abril de 2013

Angel.....el proyecto a futuro - Fragmento de La pandilla - Alberto Novoa Allagual


Cada noche de cada mañana amanecía distinto, el calor de hogar, la presión de los padres, el sin fin de cada actuar convertían cada acto en interminable, era como si todo el tiempo se dedicara al espacio, sin tiempo, solo espacio, tan lento, tan despacio.
Es que en su actuar, los niños nunca pensamos en el tiempo, solo en lo que es no en lo que será.
Cada uno tenia su bicicleta, Juan una pequeña bici de llantas blancas, todo en color rojo, con el timón plano, lo que daba la postura inclinada de Juan siempre al manejar, era una bici tan pequeña que al dar vuelta al pedal la punta de las zapatillas rozaba el piso, desgastando las zapatillas, haciendo un ruido tan singular como el mismo Juan, no tenia tapabarros y los frenos eran de fierro, sin cables, todo un misterio para los niños de aquella época quienes lejos de despreciar el modelo antiguo, admirábamos la originalidad el color, el uso.
Enrique tenia una Mister, modelo Spyder, el rojo que brillaba como sonrisas bajo los rayos del sol, los flecos en el manubrio, que en mi recuerdo nunca los vi caídos sino siempre ondeando como olas del mar al ritmo del viento, siempre impecable, los rayos plateados hacían honor a su nombre, el asiento rojo, los pedales negros, nunca pensé en la suerte de Enrique de tener una bicicleta nueva, éramos todos éramos uno.
Lo mío era mas bien lo reciclado, una vieja bicicleta que uno de los mayores dejo, mi padre reconstruyo y se convirtió en la mas veloz invención de la época, de color dorado, sin cambios, la única con llanta radial para una mejor tracción trasera, éramos valientes, audaces, éramos invencibles.
Angel ……… angel no tenia bicicleta, el hombre con miles de dones dueño de las palabras precisas, de la voz de ruiseñor, era un proyecto futuro, pero como el tiempo no existía, el presente le era cruel, mama Susana vivía cada día mas preocupada por el menor de sus hijos, mujer sana y santa, que lejos de comparar dio a sus hijos la versión mas esforzada de los chicos del barrio, haciéndolo igual, hasta con fiesta de cumpleaños, con pantalones, camisas….y ojotas, Angel estaba acostumbrado a luchar mucho mas por cada cosa. De poca estatura, prominente cabeza extremidades delgadas, Angel se formo como un hombre amable, extremadamente educado, como un buen prospecto para escapar del barrio, de la pobreza que nos raptaba cada día, cuando limpiábamos carros en el mercado esperando la propina para comprar la pelota, porque si, mi padre tenia la tienda de discos, pero éramos cada día mas pobres porque siendo Perú un país tan joven no sabia administrar sus riquezas o eso era lo que nos hacían creer, fuimos la generación de crisis, vivimos comimos y respiramos crisis, los gobiernos militares nos dejaron en la miseria, la gente agestada, la tristeza, la desesperación, la ropa siempre gris, gastada, los pantalones con la raya bien planchada, con la tela gastada de tanto planchar, solo un par, como hasta hoy, cuando se me hace tan difícil usar mas de un par de zapatos, siempre uso los mismos, como honrando esa época en que crecí, esa Lima de los 70 que lejos de sucia y caótica era pobre, básicamente pobre.
Cada día de verano, salíamos en las bicicletas, no existían cursos de karate ni talleres de verano, cada uno hacia su diversión, no había chat, solo pelota y bicicleta, asi se formaban los hombres, jugando entre el trafico caótico de Lima, con un arco de futbol señalado por un par de piedras, con reglas propias con trompo, con changa, con ñoco, cada cual responsable de su actuar, con pies ligeros al romper una ventana, sin malicia solo por jugar.
Cada mañana, enrumbábamos al bosque popular, el parque Castilla, lleno de gigantescos arboles, acequias, donde no entraba ni el ruido de los viejos autos era nuestro universo, nuestro país, la pelota y el fulbito, 2 contra dos, cada camino, ida y vuelta, Agel  corría junto a nosotros por no tener bicicleta, nunca pensé como mantenía la misma velocidad el solo corría, se me viene a la memoria su cara, corriendo junto a todos conversando a la par, siempre riendo ….. como todos, sin importar si su bicicleta era roja, azul o trasparente, es que el era Angel….angel, el hombre con miles de dones dueño de las palabras precisas, de la voz de ruiseñor, el proyecto a futuro.

martes, 9 de abril de 2013

La Pandilla - Alberto Novoa Allagual


Lince era el lugar mas frió del Perú  sus calles anchas y modernas contrastaban con el cielo gris nublado por el humo de los viejos ómnibus es que transitaba por cuanta calle tenia, el ruido infernal detectaba tempranamente lo que con el pasar de los anos seria la perdida de mi oído izquierdo, lentamente, poco a poco.
Una esquina transitada en medio de un mercado, a la vuelta de la avenida, como cualquier esquina de Lima, empezando la cuadra la casa misteriosa, seguía la gasfitería, especie de ferretería dedicada solo a tubos y artículos de gasfitería, sigua la quinta de Enrique, la librería de su madre, al costado la puerta de la casa de Juan, la obstetriz suerte de posta medica que atendía solo embarazadas, la ferretería de los abuelos de Juan, la puerta de la casa de Enrique el primo de Enrique, la tienda de discos de mi padre y la entrada de la quinta de Angelito, la farmacia……..
Nidia ya conocía a Georgia mama de Enrique, solo dos puertas separaban las tiendas de discos y la librería; siempre de fachada verde, un pequeño edificio de solo dos pisos y azotea, como levantándose entre tanto caos marcando el orden del barrio, un mundo diferente, adentro, el calor de hogar, solo Enrique y su madre, su padre falleciera siendo todos muy pequeños, hacia pocos días que nos conocíamos y el movimiento inusual en casa presagiaban el desastre, por la noche Enrique comía en mi casa, éramos tan pequeños, quizás 5 anos quizás, Enrique siempre delgado, de pelo rojizo y prominentes dientes, lentes, pecas, característicamente gritón, se convirtió con el tiempo en mi mejor amigo, el cómplice de travesuras y camarada de juventud compartiendo una pelota en ese bosque misterioso que los chicos llamábamos Parque Castilla; con el tiempo, Enrique lleno su vida de futbol pasión no compartida por quienes a esa edad aún no entendíamos de vacios ni de soledad.