Trascribo el relato ganador del concurso de La Fundación Cesar Egido Serrano en el que participe, no les cae conocido este relato? no es acaso un chiste popular que muchos conocemos?
"......... Museo de la Palabra, ratificó el acuerdo del Jurado, y comunicó a los agraciados, así como a los finalistas esta decisión, dando fe de ella y trasladándola así mismo a los medios de comunicación.
Adjuntamos el relato ganador y los Accésits traducidos al Español.
Relato ganador:
EL FRANCOTIRADOR
Todos los días, mientras esperaba el ómnibus, un niño me apuntaba desde un balcón con el dedo, y gatillaba como un rito su arma imaginaria, gritándome “¡bang, bang!”. Un día, solo por seguirle el rutinario juego, también yo le apunté con mi dedo, gritándole “¡bang, bang!”. El niño cayó a la calle como fulminado. Salí corriendo hacia él, y vi que entreabría sus ojitos y me miraba aturdido. Desesperado le dije “pero yo solo repetí lo mismo que tú me hacías a mí”. Entonces me respondió compungido: “sí señor, pero yo no tiraba a matar”.........."
Y mi relato fue el siguiente:
OCTAVIO
Lo conocí el 17 de setiembre de 1970, yo andaba concentrado en la fiesta de cumpleaños que preparaba mama, hacia calor, la pequeña casa Lince olía a torta, a cera, a cumpleaños, hasta ese día, mi universo era mi madre, pero esa mañana no fue igual, entro una sola voz que decía, hola hijo, levante la mirada y era un hombre cobrizo, gigante, era mi padre, esa fue la primera vez que me di cuenta que el estaba ahí, y tome en cuenta que siempre estaba ahí, ese día empezó una extraña admiración competencia que aun no acabo de entender.
domingo, 6 de octubre de 2013
jueves, 20 de junio de 2013
Alberto Novoa Allagual
Hace un siglo que no te veía –le dijo confiada- aun sin
saber que decir, era mas que mucho tiempo sin verse, como si la muerte hubiera
sido el fin perfecto que cerrara el circulo de vida, una vida perfecta, llena
de amor, de protección desde que vio su rostro por primera vez, el dia de su nacimiento.
Sera común que no recuerdo un solo momento sin verte? Desde antes
de nacer ya te imaginaba y al irme te seguí cuidando desde mi lugar, aquel
lugar reservado solo para mi donde llene cada espacio de ti, hijo querido,
amado, deseado, esperado, siempre fue
para mi un misterio como amar a la vez, confiaba en la forma diferente de amar
pero aprendí que eso nacería del reconocimiento de cada uno, y a ti te amo como
eres, así que te ame por igual, sin nombre sin motivo, solo por ser mi hijo,
este relato te va sin nombre porque es para ti, cualquiera de los tres porque a
mis ojos son la misma persona.
Debo confesar que fui mimada, amada, engreída y protegida,
con los años aprendí que no era lo mejor, y cuando me di cuenta, no era la
experiencia lo que había ganado sino el poder de aprender de cada situación, la
observación aguda el rápido análisis y la respuesta, ahora, desde mi lugar me
veo como una negociante. Todo empezó tan temprano que apenas puedo recordarlo.
Mis padres se casaron jóvenes, paso buen tiempo antes mi
llegada, decía mi madre que su fuerte timidez la aislaba del placer mundano de
vivir un matrimonio plenamente, eran otras épocas, mi padre, hombre alto, muy
buenmozo supo esperar hasta que ella le abriera su corazón y como llega el
verano llegue yo, la primera nieta esperada en la familia, mi padre se había
dejado absorber por la familia de mi madre, vivíamos frente a la casa de los
padres de ella donde pasaba casi todo el día, hasta la hora de la llegada de mi
padre.
El trabajaba en el puerto de Callao, lejos de ser un hombre
rudo preparado para la faena, era el hombre mejor vestido de la época, saco
negro y sutiles rayas ligeramente mas claras, camisa blanca, corbata, charol y
quepí, la sonrisa llena de confianza
porque nunca nadie ignoro que existiera Gregorio.
Aun en primaria, siendo muy joven, estudiaba en un eminente
colegio católico, mis padres por motivos que desconozco y que ahora veo mas
allá del juzgamiento, me negaron la atención indispensable, era época de
Primera Comunión, yo sentía un interés absoluto por el participar pero sin
preparación ni interés de mis padres esto se veía cada vez mas lejano, un dia,
sin saberlo estaba con mis amigas frente al altar no me había preparado de la
misma forma que ellas pero sentía que era el momento, solo recibí la comunión sin
haberme preparado, quizás por eso, por esa falta de preparación pero exceso de
pasión rezaba el Padre Nuestro omitiendo un par de frases, soy honesta conmigo
misma y siempre me pareció que era lógico omitirlas, aun rezando en voz alta
frente a todos, porque sentía todo, todo menos vergüenza, y me traje mis sentimientos, porque al final hijos míos
eso es lo que queda, las pasiones, la cólera, la vergüenza, los desacuerdos y
las angustias, todo es efímero, porque no se muere en un segundo sino en una
vida cuando uno empieza a entender lo
que es valioso y lo que no, lo que no lo es.
En 1932 se vivía en caos, aun la gente moría de gripe y los
terremotos llegaban a cada rato, es así que llego mi hermano, con sus
“angelatos” y sus escapadas, bien contaba mi madre que para poder cocinar lo
amarraba a una pata de la mesa; el como hermano menor recibió todo el aprecio y
atención de mi madre el que no fue capaz de multiplicar para mi; la pronta
enfermedad y muerte de mi padre me dejaron desolada, mi madre quien decidió por
vivir apartada perdió todo cuando después de la partida de mi padre saquearon
la casa familiar robando todo, absolutamente todo.
Marina quedo aislada, triste, sola, con su rosario de
pastillas que termino provocándole la adicción que soluciono el problema, no
mas viajes a ver a la abuela, ella viviría con nosotros, en la pequeña casa de
Porta.
La economía era tan mala y yo como sobreviviente no me
escondí en la tienda sino salí a buscar oportunidades….Salí tantas veces,
recordaba a mi padre cargando maletas en el puerto después de un despido
temporal, comprando un sobre y
entregando a Marina la misma cantidad dentro del mismo sobre cada mes hasta que
descubriera el engaño, quien podría molestarse con un hombre así…? Cada día salía a buscar alguna oportunidad,
fue así que me convertí en contrabandista como mi abuela quien habiendo sido
ciudadana china, dueña de un grifo y finalmente pobre, trepaba a un bote comprando
contrabando para después venderlo e el puerto de Callao; aproveche el negocio
en Tacna hasta que duró, vendía libros, hacia chompas, cocinaba, hasta que
llego la oportunidad de mas que trabajar crecer, era la época de las copias y
los tipeos y yo sabia tipear, camine hasta Comandante Espinar al encuentro de
una maquina de escribir eléctrica, todo un adelanto de la época y yo la podía
comprar, fui, regrese, y re fui, la separe y nunca la pude comprar, ese fue un
duro golpe para mi, siempre lloraba, cuando todo se terminaba, solo lloraba,
lloraba y lloraba.
Los años pasaron Y Uds. Crecieron, cada mañana los
despertaba con la radio y me acento serrano, nada mas lejano; no recuerdo
ninguna mañana que me haya despertado después de Uds.
Finalmente mi madre vino a vivir a Porta, la histeria la
conocen, la casa chica, los muebles apilados; cada dia salía a caminar, a
buscar. Una tarde, después de almorzar, encontré una casa, una increíble casa
que nunca pensé yo podría comprar y la compre, vendí la tienda adjunta a la
casa de Porta, solo 44 metros que me dieron la posibilidad de soñar y una caja
de joyas de Marina que me dieron la posibilidad de realizar el sueño, era la
casa mas bella de la zona, la mas grande, y con nuestro amor se llenaría de
nietos y calor de hogar, pero enferme, aprendiendo la mas cara lección de la
vida.
Es imposible estar preparados para la muerte, es imposible
ordenar las cosas para la llegada de lo que uno quiere negar, Salí y gaste,
gaste tanto dinero como podía, compre regalos y todo lo que yo siempre me había
negado por austeridad, poco a poco llegaron los dolores, la ansiedad y la
aspirina codeína, las miles de emergencias en el hospital, las carreras, hasta
que entendí que me iba, que el camino ya tenia un final, con las ultimas
palabras que pudiste escuchar, para el que quisiera realmente escuchar, les
dije, “todo te lo quedas tu, porque si se lo doy a tu padre se lo gasta en
mujeres, si se lo doy a tu hermano se lo roba y al otro hermano se lo roban, así
que todo te lo quedas tu”, quien hasta ese día había cobrado los alquileres y
administrado mi enfermedad, quien cada día dormía conmigo en el hospital y
lejos de saber qué perdería asumió un frente de defensa para mi, no aislándome
para que no me vieran enferma sino haciendo mi voluntad a cada momento, la
única persona que manejaba la combinación de la caja fuerte de casa, el único
que pagaba las cuentas y caminaba, mas de 100 cuadras cada día, para atenderme….cuantos
de Uds. Atendieron hasta mis necesidades mas privadas?
Hasta que llego lo inevitable, el sujeto mi cabeza, yo ya no
hablaba, mis labios pegados por la inanición solo me permitían dar la mirada de
desesperación que todos encontraban en la que solo el encontraba la ternura,
suspiré y me fui.
58 años después de la época revoltosa del caos y los
terremotos, partí, no para alejarme sino para quedar como un testimonio claro
de la situación de cada uno de los que dejaba en la vida,
lunes, 27 de mayo de 2013
Octavio - Alberto Novoa Allagual
Al bordear el final, las emociones cambian, lo se, después
lo comprendo, cuando aun no siendo tarde entendí la necesidad de terminar el
camino en paz, conmigo mismo, con el.
Octavio ya no era el hombre gigante de largos pasos que
estremecía personas con su presencia,
los años mas que envejecerlo lo había abandonado, dejando solo una
delgada capa de piel que dejaba ver claramente sus sentimientos, su gran temor,
la soledad había llegado y el lejos de combatirla se dejo seducir hasta perder
su esencia mortal convirtiéndose en la mas triste versión de su recuerdo, del
de el, no del mio, claro.
Siempre despeinado, con lentes marrones a media nariz, una
chompa con cierre, pantalón marron, siempre el mismo, impecable, arrugado, con
esa escaza barba que recuerdo raspando con mis manos desde que naci y que busco
en cada vez que me encuentro frotando la
llema de mis dedos sobre una superficie rugosa, a cada momento, se convirtió en
un tic, que no suelta el recuerdo.
Octavio nació el 9 de diciembre de mil novecientos treinta,
dos días después fue declarado en el registro mas cercano, en el cálido norte
peruano, en el puerto de Salaverry; heredo la piel cobriza y los ojos marrones
de su tierra, sin padre, llego a Lima muy pequeño en los brazos de su madre
quien lejos de amilanarse ante la tristeza, crio un hijo maravilloso,
destacado, iluminado que inspiraría a cuanta gente conoció.
Lleno de aspiraciones, paso sus primeros años en Magdalena,
como un hijo bien querido de las Badillo, para en su juventud afrontar la
realidad que significa no ser hijo sino protegido de quienes lejos de calificarlo
entendieron sus brotes adolescentes que le confundían, habría sido quizás esta
la primera confusión de Octavio, quien lejos de saberse en rebeldía busco la
salida sabia imitando a los ídolos juveniles del momento, Pérez Prado,
magnifico músico brasilero impondría su moda en el Octavio al borde de la
juventud, con su uniforme marrón claro, birrete y botines como lo admire en
alguna foto del pasado, porque Octavio sabia bien lo que quería, mas no lo que
tenia, quizás, la segunda frustración seria la decepción de verse con tantos
recursos y ninguna posibilidad, sabia lo que era, pero no encontraba su camino.
Soy partidario de pensar que en la familia, encontró la
madurez, encontró su camino, lejos del Alfonso Ugarte o de Lince, de San Miguel
o de las Badillo, de los trajes de la exacta medida, de los zapatos impecables
que lucio hasta el ocaso y que fue la santa fascinación de su vida, la familia,
“su” familia le dio la estabilidad que
no encontró en su juventud, convirtiéndolo en un ser admirado, en el anfitrión
impecable de los bingos del colegio, en el presidente de la asociación de
padres de familia, en el amigo de Kiko Ledgard, en la palabra exacta con la voz
fuerte y melodiosa.
Fue la escuela inmaculada del matrimonio, recuerdo atesorado
una tarde de regreso de la peluquería, mis hermanos ya mayores cada uno en su
vida y yo en el asiento trasero de la camioneta, Octavio y Dora adelante, la
esquina vuelta a la izquierda y una repentina caricia de mi madre que reboto en
una traviesa cosquilla de mi padre, estaban perfectamente sintonizados, el
momento la expresión, la sintonía que se veía como música en mis ojos, como la melodía
que embriaga mi corazón con el ejemplo que sigo cada dia de mi vida. Porque
para mi fue el mejor, me dio la mejor infancia que pude imaginar, mi defectuoso
sentido de la audición mejora mi memoria para los sonidos, cada dia siento oir
mas y mas cosas del pasado, y ninguna de las que oigo esta excenta de risas,
acompañadas de caricias, de miradas tiernas siempre llenas de palabras,
inagotables cantidades de palabras, por eso soy capaz de recordar su voz, por
el volumen tierno, porque el sabia que siempre que venia con cariño, con
ejemplo, seria capaz de quedar imborrable, lo que logro, ampliamente logro.
Mucho aprendemos del amor por la madre, yo lo aprendi por mi
madre y por mi padre, no existían individualmente siempre fueron una sola
persona, quizás ahí empieza el misterio de la trinidad, o el divorcio con la
ciencia en la afirmación que la dualidad es la unión de dos personas que dan
como fruto un matrimonio fuerte y estable para siempre, por siempre para
siempre.
jueves, 23 de mayo de 2013
Fragmento - Alberto Nova Allagual
Los años volaron lentamente uno tras de otro, trayendo la
adolescencia y la juventud, los avances tecnológicos y los discos compactos,
aun tengo en mi memoria la pregunta del Sr Toricelly a mi padre…y don Octavio,
y ahora que hacemos? Venderemos discos compactos? O la expresión del Sr. Borda
cada vez que entraba a dejar una factura, mi padre fuerte, tan golpeado por los
anos, por la perdida de una hija menor, por los gastos, fue descuidando la
tienda hasta que poco a poco dejo de encender todas las luces de la tienda,
poco a poco con el pasar de los últimos meses, poco a poco mas allá de apagarse
cada foco, se evito encender, uno mas y otro, hasta que la tienda se convirtió
en el oscuro recuerdo de la gloria de antaño, o era el único negocio de la zona
que al no actualizarse se quedo olvidado e el tiempo, los pocos que avanzaron
siguen hasta hoy pero la tienda de mi padre un día cerro, el mismo día que
quedo un solo foco por encender y que al día siguiente debió apagarse, o
simplemente, no se encendió.
martes, 21 de mayo de 2013
El fin - Alberto Novoa Allagual
Es en vano situarse en una época, estos hecho pudieron
ocurrir e cualquier momento, antes o después de cada acontecimiento que marco
la vida de cada persona que vivía en aquel entonces, cada escenario quitaría la
magia de vernos envueltos en el mayor acontecimiento que uniera a toda la
humanidad en un hecho sin precedentes, unos oran, otros vive el desenfreno,
saqueos y vicios escondiendo su temor a lo inevitable, lo que todos tratan de
negar y que minuto a minuto se vuelve inexorable, el fin de los tiempos ha
llegado.
miércoles, 15 de mayo de 2013
La casa de Porta - Alberto Novoa Allagual
Siempre en verano desempolvábamos las bicicletas sin
saberlo, poco a poco pedaleada tras pedaleada; la casa de Porta de techo tan altos,
paredes interminables y colores agudos, la casa era pequeña en comparación a
otras de Miraflores de la misma época, las rejas altas de la entrada flanqueadas
por dos columnas macizas, el pequeño patio de entrada, dos jardines siempre con
plantas, las paredes del patio con zócalo alto azul y después blanco hasta el
techo, las ventanas tan disonantes con marco de aluminio entre tanta majestuosidad
de quincha adobe y madera, todo siempre en su lugar, la puerta de entrada tan
alta como las paredes, con el mas
peculiar sonido de cierre, como si la bondad de la chapa nos diera la
bienvenida, un amable “click” que hoy retumba entre el eco de la casa vacía y
que cada vez que cierro me regala un viaje a aquella época de colores fuertes y
paredes altas.
La gran alfombra de la sala, el piso de linóleo del comedor,
los arcos de entrada al patio mas que morisco nacionalista, la increíble puerta
de madera con la vista a la pileta fabricada por mi padre de un lavatorio de
mármol muy antiguo y mucha creatividad.
La cocina estaba al fondo dando inicio al pasadizo y la
puerta falsa de la casa donde estaban las bicicletas colgadas en las paredes;
es tan fácil para un hijo llegar a una casa ya formada donde las cosas en su
lugar esperan ser desordenadas para que un padre con paciencia enseñe mas que
con el ejemplo la constancia de mantener las cosas mas que en su lugar en el
lugar destinado para ellas. Ese era mi padre, incansable sonador, haciendo de
cada invento un proceso productivo, con mas visión que dinero, esperanza que
resultados; cada idea era una luz que lejos de despegar económicamente daba la
esperanza que iluminaba los ojos de mi madre que traducía el amor en ilusión y
la ilusión en sonrisa; el mas fuerte recuerdo que guardo de mis padres, su
sonrisa, incluso su voz, la que escucho a veces colándose entre mis palabras,
entre mis sonrisas.
Para evitar la crisis mi madre había independizado un
ambiente de la casa y alquilado para lo que sacrificó parte del pasadizo para
hacer un baño que hizo poco menos que imposible alcanzar las bicicletas cada verano,
de modo que una vez bajadas había que justificar su uso para evitar colgarlas,
mi bicicleta, simplemente veloz, cortaba el viento con su color amarillo, la
llanta delantera banda blanca y la trasera marca “Sears” contrastaban con la
canasta que un tiempo instale detrás del asiento como estaba de moda, no
recuerdo haber ido mas allá de la esquina de la panadería o del colegio, 4 o 5
cuadras, no mas, era pequeño, Miraflores era tan grande, tan solitario, jugábamos fulbito en la puerta
de la casa donde hoy es una de las calles mas transitadas del distrito, las
ultimas cuadras de Porta eran simplemente solitarias, 3 o 4 casas por cuadra,
grandes jardines, no habían bodegas ni autos, solo nosotros que jugábamos el
verano entero, sin saber del tiempo solo del calor, el sudor y la pelota.
Éramos 3 hermanos, el mayor siempre al frente, casi en
paralelo seguía Alvaro y yo siempre detrás, nunca protegido por ellos sino mas
bien en competencia, mil pedaleadas mías eran pocas de ellos, debía mantener el
paso, si me quejaba…me quedaba.
Éramos tres hermanos, criados por la misma mano, bajo el mismo
techo con la misma ropa, cada cual con su cariño, con el amor de los pasos de
cada noche de insomnio cuando como solo un padre comprendería se terminan los
números de tanto contar los pasos con el hijo cargado haciéndolo dormir, para mi, con mis hijos no es solo el
esfuerzo, es un honor, es la hora en la que puedo regresar el tiempo y
apachurrar a mis hijos cuando ya dormidos en mis brazos, los miro, huelo sus
cabezas y beso sus frentes.
Imagino a mi padre haciendo lo mismo, no hay forma de criar
bien sin cargar, si oler sin amar y Octavio nos amó, dejándose traicionar al
final de la vida por sus temores que invadieron su mente y lo convirtieron en
quien dejó de ser el día que se fue.
Recuerdo con pasión como trataba de convertir cada objeto en
mi versión manual de cada propagandeada marca, la televisión empezaba su efecto
como medio de publicidad, la presión de los compañeros de colegio que cada día
estrenaba mejores zapatillas, loncheras y etc, yo siempre con la poca ropa que
heredaba de mis hermanos trate mil veces de pintarla, modificarla o hacerla
similar a la marca conocida, nada mas lejano pero reconfortante para mi.
Aquella ocasión, no dude en modificar los manubrios de mi bicicleta, había
conseguido dos extremos de plástico muy similar al de la marca de moda, pero
ligeramente mas ancho, lo inserte y para ajustarlo hice un par de tiras de
madera que ajustaban a presión los nuevos manubrios evitando se saliera,
aquella tarde de verano que ya yo solo regresaba a casa en bicicleta coronaria
el paseo con lo que los chicos de aquel entonces bautizáramos como “caballito”
levantado la llanta delantera de la bicicleta en pleno movimiento, en pleno
acto, se salieron los manubrios que mal arme quedándome con los plásticos
brillantes en mis manos lejos, muy lejos del timón de la bicicleta, el impacto
fue tal que cayeron moras del árbol contra el que me estrelle, estrelle, así
aprendí porque se le dice…estrelle.
La vida me enseñaría con mucha paciencia que las apariencias
son esquivas, opino que la vida debió ensenarle eso a mis compañeros de
colegio, no a mi, igual lo aprendí, minuto a minuto.
Solo 3 cuadras separaban al colegio de la casa, cada mañana
era interminable el caminar a lo que después consideraría el mas grande
suplicio, mis padres convencidos que la educación era lo mas importante no
permitían que mediara argumento ni suplica, era impensable pedir, mucho menos
exigir, en los anos que viví mi niñez no recuerdo nunca haber pedido nada, ni
juguete ni beneficio, era simplemente impensable, la sola propuesta hubiera
sido irresponsable, cuanto ha cambiado la vida…:!!!
jueves, 9 de mayo de 2013
Las bicicletas - Alberto Novoa Allagual (fragmento)
Siempre en verano desempolvábamos las bicicletas sin
saberlo, poco a poco con pedaleada tras pedaleada; la casa de Porta de techo tan
altos, paredes interminables y colores agudos, la casa era pequeña en
comparación a otras de Miraflores de la misma época, las rejas altas de la
entrada flanqueadas por dos columnas macizas, el pequeño patio de entrada, dos
jardines siempre con plantas, las paredes del patio con zócalo alto azul y
después blanco hasta el techo, las ventanas tan disonantes con marco de aluminio
entre tanta majestuosidad de quincha adobe y madera, todo siempre en su lugar,
la puerta de entrada tan alta como las paredes, con el mas peculiar sonido de
cierre, como si la bondad de la chapa nos diera la bienvenida, un amable
“click” que hoy retumba entre el eco de la casa vacía y que cada vez que cierro
me regala un viaje a aquella época de colores fuertes y paredes altas.
miércoles, 8 de mayo de 2013
Octavio - Alberto Novoa Allagual (fragmeto)
Éramos tres hermanos, criados por la misma mano, bajo el
mismo techo con la misma ropa, cada cual con su cariño, con el amor de los
pasos de cada noche de insomnio cuando como solo un padre comprendería se
terminan los números de tanto contar los pasos con el hijo cargado haciéndolo
dormir, para mi, con mis hijos no es
solo el esfuerzo, es un honor, es la hora en la que puedo regresar el tiempo y
apachurrar a mis hijos cuando ya dormidos en mis brazos, los miro, huelo sus
cabezas y beso sus frentes.
Imagino a mi padre haciendo lo mismo, no hay forma de criar
bien sin cargar, si oler sin amar y Octavio nos amó, dejándose traicionar al
final de la vida por sus temores que invadieron su mente y lo convirtieron en
quien dejó de ser el día que se fue.
Fragmento - Alberto Novoa Allagual
Recuerdo con pasión como trataba de convertir cada objeto en
mi versión manual de cada propagandeada marca, la televisión empezaba su efecto
como el gra medio de publicidad, la presión de los compañeros de colegio que
cada día estrenaba mejores zapatillas, loncheras y etc, yo siempre con la poca
ropa que heredaba de mis hermanos trate mil veces de pintarla, modificarla o
hacerla similar a la marca conocida, nada mas lejano pero reconfortante para
mi. Aquella ocasión, no dude en modificar los manubrios de mi bicicleta, había conseguido
dos extremos de plástico muy similar al de la marca de moda, pero ligeramente
mas ancho, lo inserte y para ajustarlo hice un par de tiras de madera que
ajustaban a presión los nuevos manubrios evitando se saliera, aquella tarde de
verano que ya yo solo regresaba a casa en bicicleta coronaria el paseo con lo
que los chicos de aquel entonces bautizáramos como “caballito” levantado la
llanta delantera de la bicicleta en pleno movimiento, en pleno acto, se
salieron los manubrios que mal arme quedándome con los plásticos brillantes en
mis manos lejos, muy lejos del timón de la bicicleta, el impacto fue tal que
cayeron moras del árbol contra el que me estrelle, estrelle, así aprendí porque
se le dice…estrelle.
lunes, 29 de abril de 2013
La noche del apagon - Alberto Novoa Allagual (fragmento)
Los años del terrorismo no fueron fáciles, era todo un reto
vivir cada día, cada uno en su forma, con sus ocupaciones, era como si el ser
humano se adaptara a cada difícil situación, era como vivir en guerra, era como
vivir en el siempre contrastado Perú con el temor en cada esquina con la
posibilidad de ser arrollado por una combi o asaltado en una esquina; seguramente
fueron los años mas seguros de la historia del Perú, había menos robos, menos
accidentes, claro, la gente se cuidaba mas no salíamos tan tarde, no nos metíamos
por lugares solitarios ya que sabíamos que en cada lugar existía la posibilidad
de ser victimas del odio que cultivaron cientos de años de vida republicana,
para que decir mas, la muerte era el epilogo de ese odio y quien no como el cáncer,
tenia un ser querido, un familiar un amigo en la mira del terrorismo.
Felix y yo éramos un par de jóvenes universitarios mi madre
enferma y su padre menos que ausente, lejano; nos convertía en amigos
inseparables, recuerdo cada mañana cuando un gigantesco Felix entraba a la
facultad marchando al ritmo del silbido de una marcha, con gruesos lentes, que tapaba
solo parte de las secuelas de un implacable acné que su madre combatiera con
los mil remedios caseros y que finalmente desaprecio dejando atrás los duros
rasgos agrietados y definiendo la sonrisa final que llevaría por siempre para siempre
hasta hoy.
Felix era un excelente estudiante, mas que eso, tenia la
facultad de recordar cada pequeño proceso matemático que solidificaba el
procedimiento para la respuesta, yo nunca recordé nada, era como decía mi
hermano, como si cada conocimiento lo hubiera tenido colgado de la pared con
alfileres sin orden alguno. Pasábamos el día entero en la facultad, era mas
seguro, al ser una universidad particular no se sentía los matices del terror, éramos
tan jóvenes que habíamos blindado la parte dura para seguir siendo jóvenes, el
ser humano siempre busca una forma, una salida de vivir sus etapas, como cuando
hoy siendo padre me preocupo tanto de mis hijos, y siempre una voz dentro de mi
replica, preocúpate menos, la naturaleza siempre dirá la ultima palabra, y si
tu no puedes ellos maduraran igual.
Nos reuníamos cada vez que podíamos en la biblioteca donde
se juntaba los amigos con muchas ganas de estudiar era muy importante
aprovechar las horas de luz, los ataques había ya llegado a la capital, no solo
eran las bombas en el periódico ni el lejano sonido de la detonación, los
atentados ya estaban en la puerta de cada casa, a la vuelta de cada esquina, aun
así la vida continuaba no solo para nosotros sino para todos los que alguna vez
vivimos insertos en medio de una guerra contra un enemigo inexistente, que
lejos de defender sus principios, se escondía en el anonimato entre las sombras
de la oscuridad que el mismo creaba.
Felix, preparaba un examen, yo como siempre mas temprano había
escogido el lugar ideal reservando lugares en la biblioteca, teníamos los
libros, las copias, todos los materiales para dar un buen examen, esta vez, no
lo dejaríamos pasar, cuando aparecieron ellas e escena, dos ángeles caídos del
cielo entre la mas larga sequia de amor, Amor y Ángela su amiga, inspirado en
los mas bajos deseos adolescentes que mas allá del libido pasando por lo
sublime llegaba hasta nosotros con ese halo de frescura intoxicante entre
lapiza de labios y desodorantes, mas allá de lo razonable, de la belleza o del
riesgo, representaba la oportunidad del deseo que nubla las mentes mas claras embriagándonos
entre el olor y la imagen cada vez mas confusa pero con un solo objetivo,
sacar del estancamiento a Felix.
Sin ninguna experiencia, Felix era algo así como el pupilo
afectivo de la facultad, el resto ya con alguna experiencia, vivíamos
preocupados por la falta de calor intimo-afectivo que sufría Felix, culpando a
esta falta como la diseminadora del fuerte acné de su rostro, aquella tarde, ya
casi noche, otro mito se desmentiría, el acné no es causado por la falta de
actividad sexual, eso lo comprobamos esa noche.
Mas allá de las dudas, de los libros y de las bombas, nos
acercamos a ellas, el olor embriagante era el mismo lejos que cerca, estábamos emborrachados,
y ellas lo sabían, nunca fuimos tímidos, así que íbamos directo al grano, o al
punto, eso les gustaba a las chicas, hola,
que tal? El inicio de la noche interminable.
Pocos minutos después del acercamiento inicial, nos quedamos
brevemente solos Felix y yo cuando se acerco un amigo, con mas anos que
nosotros, la amenaza venia impresa en la mirada, si sales con Amor, te la ves
conmigo, porque yo he escapado por la ventana de la casa de una amante cuando llego
el marido, mas que una amenaza, Felix y yo sentíamos que nos estaba marcando
la hoja de ruta, y así lo hicimos siguiendo sus sabias amenazas, tomamos al
toro por las astas y a las chicas por el malecón rumbo a lo que anos después se
convertiría en el Parque del Amor en Miraflores, seguramente en honor a aquella
noche de apagón.
Ya in situ, con las
ganas en la garganta, Felix tomo las armas y escogió a la victima, Amor seria
la elegida, el primer beso, la primera caricia, apoyados sobre un pequeño muro
de concreto, se consumarían veinte tantos anos de espera, la emoción se sentía de
lejos, el calor, la pasión, la experiencia de la vida misma, besos, abrazos, los
cuerpos sumidos en uno mismo, complejamente adheridos como piezas perfectamente
engranadas dando como resultado el mas sublime amor, Amor, lejos del rechazo, accedió
a todos los sublimes requerimientos de Felix quien lejos de desaprovechar cerro los ojos y vivió todo, todo lo negado
en tan solo unos minutos, los mas gloriosos minutos de Amor.
Estando en la complejidad del encuentro, el ruido
ensordecedor de los fuegos artificiales, confieso nunca haber pasado una
experiencia como tal, el cielo se iluminaba como estrellas fugaces, el piso
temblaba ante tanta pasión, el estruendo de las detonaciones……..mierda, Felix,
apagón…!!!, se fue la luz carajo, compadre, que? No jodas……no huevòn, apagón,
de verdad mira abre los ojos, el hielo invadió a Felix, como si las fuerzas
del universo estuvieran castigando tanta pasión y ante el castigo inminente….Felix siguió, nada detendría la sábila del amor surgido de la profundidad de su ser,
ni siquiera un atentado terrorista a pocas cuadras, dejando todo en tinieblas,
ni siquiera eso, la pasión siguió su curso hasta coronar lo que seria la noche
mas celebre de la historia sin exagerar, las mas noche, la mas celebre.
Ya camino de regreso, Felix no caminaba, Felix volaba, se convirtió
e un ser alado, mitológico, juro haberlo visto elevarse del piso entre las
luces de los autos que dejaba ver lo poco que tapaba el apagón, cantaba,
levantaba los brazos, gritaba, era el jubilo que nació de esa aventura y que
caracterizara su vida entera, cuando mas
allá de ocultar su agrietado rostro, nos enseno a sonreír, a ser visibles mas
que invisibles, a querer como hermano y amar con mas que pasión, con los brazos
en alto.
sábado, 27 de abril de 2013
Eran dos cabinas - Alberto Novoa Allagual (fragmento)
Eran dos cabinas tan pequeñas, y aun así entrabamos 4 niños una escalera y todas
las ganas de jugar. La tienda de mi padre estaba en ese lince desordenado de
los anos 70, de veredas anchas y pistas nuevas, Lince era el lugar pudiente de
la nueva clase media que emergía entre la migración, de miles de familias que
al no tener nada en el campo buscaron un futuro mejor en Lima y resbalaron
hasta Lince, ciudad intermedia entre la Lima deseada y los balnearios del sur,
Miraflores y Barranco con sus amplias casonas de un piso y veraneantes de
temporada.
Ahí nacía una nueva ciudad, una nueva clase que después
migraría a lugares mejores tratando siempre de dar la mejor opción a sus
familias, lince era un distrito familiar de casas de muchas casas, muchos autos
y poco comercio.
Ahí nació la tienda de discos de mi padre la que fundo mi
madre como una tienda de artefactos eléctricos poco después de dejar de
trabajar en Phillips Peruana, manejo sus contactos, toco las puertas necesarias
hasta tener la distribución de lo que hasta ese momento era la mejor marca de
electrodomésticos del mercado, la tienda nació con sentido de cadena de tiendas
y se mantuvo y murió de pie como los grades de aquella época.
Con el mas característico letrero de la época, un gran disco
imitando su giro instalado e el segundo piso sobre la vista de todos,
trasversalmente a la fachada para hacerlo mucho mas notable, fabricado en lata
pintado de color rojo, bordeado de tubos de neón rojos y azul que oscilaban
constantemente, mas abajo una flecha que marcaba la entrada a la tienda, en
aquella época las tiendas que vendían discos eran llamadas discotecas, así
rezaba la palabra en el gran letrero…..discoteca, Comercial Lince, Comercial
Novoa cuando la administro mi padre.
De pisos blancos, de linóleo, con pequeñas rayas negras, una
vitrina al lado izquierdo y una mampara al derecho, todo en aluminio con
detalles de formica que daban la impresión de madera caoba, entrando a ambos
lados en las paredes, la estantería que sostenía las caratulas de los discos
grandes o long plays; maravillosos discos de acetato (plástico de aquella
época) asentados sobre guardillas que corrían a lo largo de las paredes a manera
de estantería forrado con la misma formica color caoba, solo las caratulas, ya
que los mismos discos permanecían guardados en cajas cada uno celosamente
sellado con una etiqueta para su inmediata ubicación, sutiles líneas de nylon
mantenían las caratulas firmes a las paredes lo que hizo una característica en
las tiendas de aquella época copiando todos iguales el sistema que lejos de
mejorarlo solo fue copiado a lo largo de todo el Perú.
Frente a la puerta de ingreso el mostrador, el mismo estilo
de formica caoba resaltaba entre los perfiles de aluminio que dejaba ver las
agujas y pastillas, tan usadas en aquel entonces siendo la única parte en
desgaste en los tocadiscos, al entrar e fricción con los discos de vinilo, la
aguja trasmitía el sonido al amplificador lo que producía u fuerte desgaste,
una aguja bien tratada duraría un par de fiestas; muchas veces atendí clientes
que llegaban desesperados a cambiar de aguja, en plena fiesta los discos se corrían
produciendo un terrible chirrido, cada marca u modelo, cada modelo un tipo
diferente de aguja, en la tienda de mi padre habían todos, todos los modelos de
agujas del mercado.
En el extremo del mostrador, una caseta de aluminio y vidrio
guardaba celosamente el tocadiscos, debajo de el, el amplificador, que conducía
el sonido hasta los parlantes ubicados en la entrada de la tienda colgados del
techo y al fondo, pasando el mostrador, algo así que debe haber sido la mas
grande colección de discos de vinil de
pequeño formato, discos de 45 rpm, debo haber contado algún día de inventario
mas de 3mil títulos diferentes, todos los géneros, todos nuevos con unas
pequeñas orejeras que sobresalían que mi padre instalo para la mas fácil
ubicación de cada titulo especifico. El mueble amarillo donde reposaban los
discos de 45 era de cedro, pintado al duco, con cajones en su parte media y
tapas corredizas debajo, donde se escondían 350 Lp de Roberto Ledesma, compra
oportuna de mi padre quien lejos de desaprovechar una buena oferta adquirió los
Lp de la fabrica y los fue vendiendo uno a uno con la paciencia de los anos que
fueron muchos anos venideros.
Cortas palabras para describir tanta grandeza, un solo baño
ubicado debajo de la escalera de ingreso al segundo piso, la puerta oculta
entre tanta caratula, baño, almacén, lugar de estudios, ahí pase interminables
horas estudiando mis notas no eran buenas, mi madre me mandaba a la tienda con
mi padre para que me haga estudiar, Nidia mi tía maravillosa y buena trabajaba
con mi padre pero los discos de vinilo eran muy populares y las manos faltaban,
yo salía a atender, aun cuando mi mirada no superaba la altura del mostrador,
si señor?, niño, por favor, el disco de Marco? Ah…. El XRPBO1020, esperaba, lo
probaba lo metía en una bolsa y lo entregaba, son 45 Soles señor, porque los
discos de 45 costaban 45 Soles de aquella época, cuando había menos clientela,
mi padre me mandaba a descansar, a jugar, a cualquier cosa menos estudiar, era justo,
era un niño que trabajaba duro.
Temprano, cada tarde después del colegio, partíamos en la camioneta
Rambler rumbo a Capón, de regreso una visita a las fabricas de discos a recoger
mercadería y regresábamos con la camioneta cargada, las tiendas cerraban al
medio día, así que cuando regresábamos yo ya fuera del colegio ayudaba a mi
padre con las compras, comprábamos cassetes en Capón, discos en Sonoradio, en
El Virrey, en Iempsa donde conocí a Yola Polastry, donde hice cada cola y converse mas que como un adulto como un
comprador que lejos de comprobar lo buen hijo era buscaba las mejores ofertas
para la tienda de mi padre, así me crie yo, entre ofertas y cuentas pendientes,
entre letreros de neón y discos de vinil, escuchando cada palabra viendo cada
actitud de mi padre a quien nunca vi llorar, sino mas bien sonreír y vender, y
vender, vender artículos cada día mas difíciles que exigían mas argumentos e
ingenio de su parte hasta que un día ya no se vendió mas esperamos y nunca mas
se vendió mas.
Frente al baño, cerraba el local dos cabinas, siempre con la
formica caoba que daba la armonía al local, cada una con un parlante instalado,
el interior de cada cabina era de color blanco, cada vez que se oía un disco
afuera, el cliente podía ingresar a la cabina a oír en privado el disco pedido
o como decíamos en esa época a probarlo; eran solo 2 cabinas que con los anos,
las otras discotecas copiaron, en una de esas dos cabinas se fundo una tarde
verano el Apple Records Club, donde nos hicimos mas amigos, mas hermanos,
Enrique, Luis, Ángel y yo.
La tienda sobrevivió 17 gloriosas navidades, se llenaba de
gente todos los días, recuerdo con mucha vergüenza la época de John Travolta,
cuando los 4 bailábamos al ritmo de la música de aquella época, sabíamos cada
paso y no temimos enfrentar al publico bailando dentro de la tienda, lo hacíamos
muy bien, sin importar el modelo del zapato o la existencia de tal.
Mi padre el ser mas hábil del mundo, pasaba cada noche en
casa grabando los cassetes que se vedarían al día siguiente, el fue el primero
que unió varios géneros porque en esa época no se concebía una grabación de mas
de un autor, el disco iniciaba y terminaba con el mismo autor, pero mi padre
compro una grabadora de cassete y dedicaba todas sus noches a ser el primer
pirata fonográfico del Perú, grabado cada cassete mucho antes que los jóvenes descubriéramos
un deck o u amplificador, grababa cada cassette, segundo a segundo para
finalmente hacer cada caratula a manuscrito con su maravillosa letra de molde la
que la gente pensaba era de imprenta, era genial, era mi padre.
Los anos volaron lentamente uno tras de otro, trayendo la
adolescencia y la juventud, los avances tecnológicos y los discos compactos,
aun tengo en mi memoria la pregunta del Sr Toricelly a mi padre…y don Octavio,
y ahora que hacemos? Venderemos discos compactos? O la expresión del Sr. Borda
cada vez que entraba a dejar una factura, mi padre fuerte, tan golpeado por los
anos, por la perdida de u hija menor, por los gastos, fue descuidando la tienda
hasta que poco a poco dejo de encender todas las luces de la tienda, poco a
poco con el pasar de los últimos meses, poco a poco mas allá de apagarse cada
foco, se evito encender, uno mas y otro, hasta que la tienda se convirtió en el
oscuro recuerdo de la gloria de antaño, o era el único negocio de la zona que
al no actualizarse se quedo olvidado e el tiempo, los pocos que avanzaron
siguen hasta hoy pero la tienda de mi padre un día cerro, el mismo día que
quedo un solo foco por encender y que al día siguiente debió apagarse, o
simplemente, no se encendió.
lunes, 15 de abril de 2013
La pandilla - Alberto Novoa Allagual
1966,
no fue el mejor año republicano para Perú, la dictadura que se asomaba, un
Velasco cada vez mas fuerte intentando lo que lograría años después por la
fuerza, el golpe militar, el re golpe, “don bolas” en la tele, un spot
publicitario en dibujos animados de un “gordito” que decía “a don bolas no se
le debe hacer caso” aludiendo a los rumores que el estado ya no tenia dinero, a
que estábamos cada vez peor y la crisis social derivaría en todos los males que
vivimos en las ultimas décadas.
Desde
que nací tome conciencia de mi existencia, no se si es común, pero desde muy
pequeño sabia lo que era y lo que no, solía decir “cuando era grande y …me achique”
para dar un ejemplo de mi claridad de idea. Todo el amor del mundo estaba en
casa, cada uno tenia su espacio y su tiempo, su especial forma de ser, respetada
por todos, sin intención de cambiar, solo sentir que cada uno tan individual éramos
como un todo que como decía el abuelo al ser tan unidos éramos más fuertes.
La
casa donde viví mis primeros cinco años era pequeña, se encontraba en un barrio
popular como así lo llamaban entonces, como ahora llaman “conos” a los barrios
que bordean Lima, era el distrito de Lince. La pequeña casa tenia pisos
cerámicos de colores desconocidos para mí, el pequeño y misterioso baño en la
cocina, el que nunca explore, el pasadizo largo de entrada tan oscura, Jose
pardo no era una calle tranquila. Lima vivía emborrachada por el fuerte olor de
los ómnibus de aquella época, el diesel no perdona, el olor característico de
su humo, el kerosene del primus, el ron de quemar, las mañanas frías de pisos con barro, porque
en lima no llovía sino embarraba.
Alberto Novoa Allagual
Hoy no quiero contar una historia, los recuerdos que siempre me apartan de mi realidad no son el motivo de mis lineas de hoy,
Aquella manana el sol no llegaba - Alberto Novoa Allagual
Aquella manana el sol no llegaba, las manos levantadas tan blancas presagiaba un dia pasajero como todos, como cada uno que pasaba lento sin dejar recuerdo, solo pasaba lento, asi eran las mananas en el Colegio Champagnat, corria 1979, la musica presagiaba los ochenta, cada rostro, jovenes despeinados poco antes del recreo del medio dia cuando llegaba el hambre a los mas de mil quinientos adolescentes que corrian en el gigantesco patio pricipal, el asta de la badera al centro, mas alla la cancha, la piscina, el gimnasio, era ta natural para mi saber que dentro de la voragine de la ciudad mas moderna de aquella Lima estaba en el centro, en el mismo corazon mi colegio, con sus arboles a cada lado de la cancha y todo rodeado por altisimos edificios que lejos de impedir la luz del sol, protegian como celosas murallas del mundo exterior.
Aquella manana el sol ya se asomaba, era poco antes de medio dia, como siempre el timbre anunciaba el segundo recreo, en mi epoca no se llevaba lonchera, solo un taper que mama preparaba en casa, temprano con un par de panes, el mio amarillo el de mi hermano Alvaro naranja,
Aquella manana el sol ya se asomaba, era poco antes de medio dia, como siempre el timbre anunciaba el segundo recreo, en mi epoca no se llevaba lonchera, solo un taper que mama preparaba en casa, temprano con un par de panes, el mio amarillo el de mi hermano Alvaro naranja,
La padilla - Alberto Novoa Allagual
Lince era el lugar mas frió del Perú sus calles anchas y modernas contrastaban con el cielo gris nublado por el humo de los viejos ómnibuses que transitaba por cuanta calle tenia, el ruido infernal detectaba tempranamente lo que con el pasar de los anos seria la perdida de mi oido izquierdo, lentamente, poco a poco.
Una esquina transitada en medio de un mercado, a la vuelta de la avenida, como cualquier esquina de Lima, empezando la cuadra la casa misteriosa, seguia la gasfieteria, especie de ferreteria dedicada solo a tubos y articulos de gasfiteria, segua la quinata de Carlos, la libreria de su madre, libreria Pizarro, al costado la puerta de la casa de Johnny, la obtetriz
Una esquina transitada en medio de un mercado, a la vuelta de la avenida, como cualquier esquina de Lima, empezando la cuadra la casa misteriosa, seguia la gasfieteria, especie de ferreteria dedicada solo a tubos y articulos de gasfiteria, segua la quinata de Carlos, la libreria de su madre, libreria Pizarro, al costado la puerta de la casa de Johnny, la obtetriz
domingo, 14 de abril de 2013
Angel.....el proyecto a futuro - Fragmento de La pandilla - Alberto Novoa Allagual
Cada noche de cada mañana amanecía distinto, el calor de
hogar, la presión de los padres, el sin fin de cada actuar convertían cada acto
en interminable, era como si todo el tiempo se dedicara al espacio, sin tiempo,
solo espacio, tan lento, tan despacio.
Es que en su actuar, los niños nunca pensamos en el tiempo,
solo en lo que es no en lo que será.
Cada uno tenia su bicicleta, Juan una pequeña bici de llantas
blancas, todo en color rojo, con el timón plano, lo que daba la postura
inclinada de Juan siempre al manejar, era una bici tan pequeña que al dar
vuelta al pedal la punta de las zapatillas rozaba el piso, desgastando las
zapatillas, haciendo un ruido tan singular como el mismo Juan, no tenia
tapabarros y los frenos eran de fierro, sin cables, todo un misterio para los niños
de aquella época quienes lejos de despreciar el modelo antiguo, admirábamos la
originalidad el color, el uso.
Enrique tenia una Mister, modelo Spyder, el rojo que
brillaba como sonrisas bajo los rayos del sol, los flecos en el manubrio, que
en mi recuerdo nunca los vi caídos sino siempre ondeando como olas del mar al
ritmo del viento, siempre impecable, los rayos plateados hacían honor a su
nombre, el asiento rojo, los pedales negros, nunca pensé en la suerte de
Enrique de tener una bicicleta nueva, éramos todos éramos uno.
Lo mío era mas bien lo reciclado, una vieja bicicleta que
uno de los mayores dejo, mi padre reconstruyo y se convirtió en la mas veloz invención
de la época, de color dorado, sin cambios, la única con llanta radial para una
mejor tracción trasera, éramos valientes, audaces, éramos invencibles.
Angel ……… angel no tenia bicicleta, el hombre con miles de
dones dueño de las palabras precisas, de la voz de ruiseñor, era un proyecto
futuro, pero como el tiempo no existía, el presente le era cruel, mama Susana vivía
cada día mas preocupada por el menor de sus hijos, mujer sana y santa, que
lejos de comparar dio a sus hijos la versión mas esforzada de los chicos del
barrio, haciéndolo igual, hasta con fiesta de cumpleaños, con pantalones,
camisas….y ojotas, Angel estaba acostumbrado a luchar mucho mas por cada cosa.
De poca estatura, prominente cabeza extremidades delgadas, Angel se formo como
un hombre amable, extremadamente educado, como un buen prospecto para escapar
del barrio, de la pobreza que nos raptaba cada día, cuando limpiábamos carros
en el mercado esperando la propina para comprar la pelota, porque si, mi padre
tenia la tienda de discos, pero éramos cada día mas pobres porque siendo Perú
un país tan joven no sabia administrar sus riquezas o eso era lo que nos hacían
creer, fuimos la generación de crisis, vivimos comimos y respiramos crisis, los
gobiernos militares nos dejaron en la miseria, la gente agestada, la tristeza,
la desesperación, la ropa siempre gris, gastada, los pantalones con la raya
bien planchada, con la tela gastada de tanto planchar, solo un par, como hasta
hoy, cuando se me hace tan difícil usar mas de un par de zapatos, siempre uso
los mismos, como honrando esa época en que crecí, esa Lima de los 70 que lejos
de sucia y caótica era pobre, básicamente pobre.
Cada día de verano, salíamos en las bicicletas, no existían cursos
de karate ni talleres de verano, cada uno hacia su diversión, no había chat,
solo pelota y bicicleta, asi se formaban los hombres, jugando entre el trafico caótico
de Lima, con un arco de futbol señalado por un par de piedras, con reglas propias
con trompo, con changa, con ñoco, cada cual responsable de su actuar, con pies
ligeros al romper una ventana, sin malicia solo por jugar.
Cada mañana, enrumbábamos al bosque popular, el parque
Castilla, lleno de gigantescos arboles, acequias, donde no entraba ni el ruido
de los viejos autos era nuestro universo, nuestro país, la pelota y el fulbito,
2 contra dos, cada camino, ida y vuelta, Agel corría junto a nosotros por no tener
bicicleta, nunca pensé como mantenía la misma velocidad el solo corría, se me
viene a la memoria su cara, corriendo junto a todos conversando a la par,
siempre riendo ….. como todos, sin importar si su bicicleta era roja, azul o
trasparente, es que el era Angel….angel, el hombre con miles de dones dueño de
las palabras precisas, de la voz de ruiseñor, el proyecto a futuro.
martes, 9 de abril de 2013
La Pandilla - Alberto Novoa Allagual
Lince era el lugar mas frió del Perú sus
calles anchas y modernas contrastaban con el cielo gris nublado por el humo de
los viejos ómnibus es que transitaba por cuanta calle tenia, el ruido
infernal detectaba tempranamente lo que con el pasar de los anos seria la
perdida de mi oído izquierdo, lentamente, poco a poco.
Una esquina transitada en medio de un mercado, a la vuelta de la
avenida, como cualquier esquina de Lima, empezando la cuadra la casa
misteriosa, seguía la gasfitería, especie de ferretería dedicada solo a tubos y
artículos de gasfitería, sigua la quinta de Enrique, la librería de su madre, al costado la puerta de la casa de Juan, la obstetriz suerte de
posta medica que atendía solo embarazadas, la ferretería de los abuelos de
Juan, la puerta de la casa de Enrique el primo de Enrique, la tienda de discos
de mi padre y la entrada de la quinta de Angelito, la farmacia……..
Nidia ya conocía a Georgia mama de Enrique, solo dos puertas
separaban las tiendas de discos y la librería; siempre de fachada verde, un pequeño
edificio de solo dos pisos y azotea, como levantándose entre tanto caos
marcando el orden del barrio, un mundo diferente, adentro, el calor de hogar,
solo Enrique y su madre, su padre falleciera siendo todos muy pequeños, hacia
pocos días que nos conocíamos y el movimiento inusual en casa presagiaban el
desastre, por la noche Enrique comía en mi casa, éramos tan pequeños, quizás 5
anos quizás, Enrique siempre delgado, de pelo rojizo y prominentes dientes,
lentes, pecas, característicamente gritón, se convirtió con el tiempo en mi
mejor amigo, el cómplice de travesuras y camarada de juventud compartiendo una
pelota en ese bosque misterioso que los chicos llamábamos Parque Castilla; con
el tiempo, Enrique lleno su vida de futbol pasión no compartida por quienes a
esa edad aún no entendíamos de vacios ni de soledad.
viernes, 22 de marzo de 2013
La masa del olvido - Alberto Novoa Allagual
Era el invierno mas duro del mundo, el frio en los huesos
por el abandono, el temor del hambre, de lo que vendrá. Cada segundo era peor
que el otro, sin agua, sin techo , sin tener que esperar, era peor que ser mal
tratado, era el tener familia, hermanos, un padre y que no quisieran saber nada
de el.
No había pasado un ano después que murió la madre, la gran
casa llena de colores, voces y olores se fue convirtiendo en la masa del
olvido, en el motivo de la desesperación en un sin fin de ideas que mezcladas
se convertía en nada, el fin, la nada de la masa del olvido.
Acababa de salir de
una penosa enfermedad que lo tuvo postrado mas de un ano, el mareo producido
por la falta de sangre entregada en un acto si fin de bondad para todos, de
debilidad para el mismo, el sentirse engañado, débil y sin posibilidades, lo
que mucho tiempo después aprendería era una bendición de la madre que al
dejarlo, cumplió el sacrificio máximo, el sacrificio personal quebrando el amor
de madre a hijo, para dejarle un recuerdo, auquesea malo, pero algo que pensar
al fin, algo que mantuviera su mente ocupada porque venían tiempos difíciles
los mas difíciles de olvidar.
Ni bien murió la madre, quedo la enfermedad, como si un
pueblo castigado por Dios pasara las plagas sintiendo que no hay final, el
dolor no se puede recordar así que la vida se encarga de poner un sello en el
sufrimiento que deja el dolor, el dolor pasa, el recuerdo del sufrimiento
siempre nos acompañara.
Paso un día, un solo día después de la partida de la madre
para que el padre castigara su dolor pidiendo explicaciones donde solo había
dolor, el no tenia palabras, la pena se había comido su dolor buscando que
olvidar que desaparecer entre tanta pena, buscando no ser el mismo sino una sola masa de dolor para así
repartir el dolor entre tanto sentimiento
miércoles, 13 de marzo de 2013
Janet Vizcarra-Un lugar llamado libertad
¿Cambiar de casa, cambiar de vida?...¿Te sentiste asi alguna vez?
"No era la primera vez que se mudaba, la última vez que lo hizo empaco las cosas de una manera desordenada, no solo en cajas sino en cualquier cosa que pudiera contener sus objetos de valor, incluso las bolsas de basura sirvieron,estaba apresurada por salir de aquel lugar, de aquella casa que parecia que quería devorar incluso los pocos momentos de tranquilidad que podía darle su mente, no era creyente de cosas místicas pero había llegado a pensar que esa casa no la quería, que la estaba arrojando a puntapiés de llantos, de tristezas, de rabia y enojo por no poder cumplir sus sueños o porque estos habían sido destruidos por una nube de infelicidad que se instalo en sus cinco años de permanencia en aquel lugar. ¿Estas lista?, le pregunto su novio. Sí, respondió ella-En el fondo no perdia la esperanza de poder tener una buena vida en aquella nueva casa. Empezar de nuevo.
"No era la primera vez que se mudaba, la última vez que lo hizo empaco las cosas de una manera desordenada, no solo en cajas sino en cualquier cosa que pudiera contener sus objetos de valor, incluso las bolsas de basura sirvieron,estaba apresurada por salir de aquel lugar, de aquella casa que parecia que quería devorar incluso los pocos momentos de tranquilidad que podía darle su mente, no era creyente de cosas místicas pero había llegado a pensar que esa casa no la quería, que la estaba arrojando a puntapiés de llantos, de tristezas, de rabia y enojo por no poder cumplir sus sueños o porque estos habían sido destruidos por una nube de infelicidad que se instalo en sus cinco años de permanencia en aquel lugar. ¿Estas lista?, le pregunto su novio. Sí, respondió ella-En el fondo no perdia la esperanza de poder tener una buena vida en aquella nueva casa. Empezar de nuevo.
domingo, 10 de marzo de 2013
Los pasteles de Leonor - Alberto Novoa Allagual
Aquella mañana el sol no llegaba, las manos levantadas tan blancas
presagiaba un día pasajero como todos, como cada uno que pasaba lento sin dejar
recuerdo, solo pasaba lento, así eran las mañanas en el Colegio Champagnat, corría
1979, la música presagiaba los ochenta, cada rostro, jóvenes despeinados poco
antes del recreo del medio día cuando llegaba el hambre a los mas de mil
quinientos adolescentes que corrían en el gigantesco patio principal, el asta
de la bandera al centro, mas allá la cancha, la piscina, el gimnasio, era tan
natural para mi saber que dentro de la vorágine de la ciudad mas moderna de
aquella Lima estaba en el centro, en el mismo corazón mi colegio, con sus
arboles a cada lado de la cancha y todo rodeado por altísimos edificios que
lejos de impedir la luz del sol, protegían como celosas murallas del mundo
exterior.
Aquella mañana el sol ya se asomaba, era poco antes de medio día,
como siempre el timbre anunciaba el segundo recreo, en mi época no se llevaba
lonchera, solo un taper que mama preparaba en casa, temprano con un par de
panes, el mío amarillo el de mi hermano Alvaro naranja, salía del salón
lentamente, sabia que al no haber novedad seria un recreo mas, un recuerdo
olvidable mas. Sentado cerca de la cola de la cafetería esperando nada,
conversando, cuando un silencio cerró el anonimato, un golpe seco y la trifulca
popular, el temor me obligo a alejarme, la nube blanca flotaba por todo lugar, las paredes y los pisos
impregnadas por una extraña nube blanca.
El silbato del recreo terminado abruptamente confirmaba la confusión
después del caos, que había pasado?
La reprimenda general, el hermano director al frente gritando
gruesas palabras, pocos metros, detrás de
una columna, mi hermano Alvaro mirándome fijamente con la clásica mirada de “si
me denuncias te jodes” me acerque con mas asombro que curiosidad y saco de un
bolsillo unos pasteles, los acepte y regrese a la formación.
Al ser el recreo principal, la cafetería había acabado su
inventario de pasteles, enviando de inmediato a un empleado a recoger una gran
caja directo del portón principal, el empleado velozmente entre los 1500
estudiantes corrió con la caja abrazada en cuyo trayecto Alvaro, con un
habilidoso “cave” botaría al empleado regado los pasteles en el piso, creando una
nube de azúcar impalpable única.
sábado, 9 de marzo de 2013
Alvaro Novoa - Hijos mios
mientras escuches mis palabras,
mientras dejes que te abrace
mientras me esperes
mientras te alegres cuando te
miro
mientras tengas ganas de contarme
mientras tengas miedo que me
entere
mientras me llames cuando te
duela
mientras quieras dormir en mi cama
mientras me busques para curar
tus heridas
mientras me digas que tienes
hambre
seré entonces tu papá
mientras pase el día pensando en
ti
pensando como estarás
pensando si tienes hambre o si te
pusiste la chompa
pensando en tu salud y en esa
pequeña tos que no se va
pensando si estas feliz y si no
en cómo hacerte feliz
mientras me levante a verte y a
taparte en las noches
mientras me quede algo por
enseñarte
mientras pueda ser un ejemplo
bueno para ti
mientras no te falle y si lo hago
te pida perdón y me perdones
mientras te necesite tanto
mientras me interese en tu música, en verte bonita y
en tus programas de televisión
mientras sea un buen hombre por
ti
mientras ame a tu madre
seré entonces tu padre
y mientras disfrute cada canción
que cantas y cada trompo que bailes
y mientras viva orgullo de tus
logros y no me importen tus caidas y tus pequeñas mentiras
y mientras seas lo mejor y lo más
grande para mi
mientras seas la hija más bella
del mundo
mientras seas el chico más
talentoso de todos
mientras seas un premio que Dios
me dio por un ratito
mientras sueñe contigo
mientras me ilusione con llevarte
a pasear o a la playa
seré entonces tu padre
y cuando ya no me necesites tanto
cuando sólo sirva para pagar tus
estudios y sacarte de apuros
y sean otro y otra los que sepan
tus secretos, lloren contigo, sueñen contigo y te llenen de felicidad y de
tristeza
entonces,
viviré feliz del recuerdo de
haber tenido un hijo amado
y como hoy, siempre estaré muy
orgullo de ustedes, hijos míos.
viernes, 8 de marzo de 2013
Alvaro Novoa - Denitze o la historia de un terco amor
Nos conocimos por vez
primera, aun sin conocernos, hace ya más de 30 años, cuando te vi de la mano de
tu padre, de quien pensé era tu abuelo, mientras yo iba también de la mano con
el mío, que es este caso era efectivamente mi abuelo, a comprar el pan donde
Zoila, la chinita coqueta.
Fue quizá en el momento aquel
en el que nuestras miradas se cruzaron, -porque querida, sí nos miramos- que el destino nos marcó para siempre y se
dispuso a bromear con nosotros y hacernos encontrar aunque sea treinta años
después, ya con hijos y felizmente separados. Ni nuestras entonces
parejas, ni nuestros hijos, ni nuestros triunfos y fracasos, ni nuestros
momentos y tiempos largamente pasados incluso fuera del país, ni la lejanía física
ni la diferencia de edad, la vida misma no pudo evitar que el destino hiciera
su trabajo y acuda siempre puntual a la cita que nos tenía prevista y nos
juntara, estábamos entonces mi amor, destinados. Que broma del destino,
invitarnos al pecado y distanciarnos, hacernos vivir vidas paralelas, separadas
por una línea tan delgada como trabajar uno junto del otro a escasos metros,
quizá caminando por la misma vereda, quizá comprando uno junto al otro en el
mercado de pulgas que nos quedó siempre al frente, quizá escuchando tu risa
fuerte y franca en la heladería. Cuántas veces habremos almorzado en mesas
contiguas en el Parquetito, yo leyendo mi libro, solo como siempre mientras
escuchaba una risa fresca, juvenil y sincera sin saber que era la tuya. Cuantas
veces habremos cruzado uno junto al otro en la Diagonal o cerca del parque
central cercano a nuestros trabajos, cuantas veces habremos visto salir las
estrellas y habremos mirado la misma luna y al mismo tiempo, uno tan cerca y a
la vez tan lejos del otro, separados solo por el tiempo más nunca por la
distancia. Nuestros caminos
paralelos, broma de la vida siempre dispuesta a romper nuestras convicciones,
siguieron paralelas durante cuantos años, creo que varios, que muchos,
demasiados, sin embargo una fuerza desconocida aun nos separaba, esperando el
momento preciso, madura, estable y sufriente para finalmente llegar a nuestra
meta común, única y permanente. Así, Zoila y sus
coqueteos, sin saberlo, formó parte del elenco de esta comedia cuyos papeles principales
nos estaban separados, tu padre y mi abuelo, intercambiaron seguramente
miradas, aun llenos de vida, aun competidores por los afectos de la chinita
coquetona, que nos invitaba a ti y a mí, pasteles, chancays y budines. Esa vez fue pues, la
primera vez que te vi, yo a ti, y tu a mí, pequeña, con el pelo largo y las
manos sucias, yo, niño bien, seguramente abotonado al cuello y bien peinado,
los dos de las manos, con algunos años de diferencia pero aun niños, tú, aun no
hubieras dicho “…y este que me mira…”
y yo, aun no hubiera pensado “…que rica
esa chiquilla…”. Algunos pocos años después,
la vida, terca en sus designios, nos puso a laborar uno junto al otro, a
escasos metros, a pocos pasos, muy pocos, compartíamos, seguramente, lugares
para almorzar, paraderos, climas, veredas y pistas, sufríamos el mismo tráfico,
el mismo tiempo, la mismísima lluvia, el mismo intenso frio y el intenso calor
cuando lo había en esa cuadra cerca al mar.| Tu ni yo lo recordamos,
pero compramos regalos en la misma tienda, tomamos café en las mismas
cafeterías, conocimos los huariques cercanos, compramos tortas para las fiestas
de la oficina en el mismo lugar, complotamos, caminamos, compramos y
disfrutamos el mismo barrio, las mismas calles, el mismo tiempo, separados por
algunos pocos metros, ambos sin saber que el otro, aquel que nos esperaría aun
algunos años, estaba tan cerca, que paradoja de la vida, si en ese momento un ángel
se hubiera acercado y nos hubiera dicho: No
pierdan tiempo, inicien su vida juntos… nos hubiéramos asustado, no le
hubiéramos creído, pensaríamos que es el diablo y no Dios el que nos quería hacer ver la luz,
hubiéramos, tercamente, neciamente, esperado, pero amor mío, aun no era nuestro
tiempo, teníamos que esperar por esta historia de amor que nunca es casual, que
tenía que esperar para ver la luz, y aquí viene el lamentablemente tema del
karma, es el karma pues, hace un tiempo y con experiencias menos, no hubiéramos
sido tu ni yo quienes nos hubiéramos encontrado, es nuestro tiempo, es nuestra oportunidad,
en nuestro examen frente a la vida, se nos pone en frente el reto de sacar
adelante esta relación, con alegría, con amor, con fidelidad, dejando detrás lo
duramente vivido, lo sufrido, lo gozado. Y así fue pues, que
andamos el mismo sendero tercamente durante muchos años, tu, iniciando una
carrera de análisis médico y de adn, yo en la biblioteca del Centro Marista en
el edificio Kennedy, nutriéndome, preparándome, documentándome, esperando el
momento preciso para re conocerte, pese a tenerte tan cerca, esperándote aun,
con fe, con amor, consciente o inconsciente que todo lo que mal vivía seria
para beneficio mutuo, que paradojas de la vida, solo así, sufridos, gozados,
experimentados, andados, es que nuestro amor podría progresar, ya maduros, ya
hechos. Cuantos metros nos separan? Tres metros sobre el suelo?, no lo sabremos
nunca y poco importa, lo cierto es que Dios me permitía cuidarte dejándome muy
cerca de ti, mucho tiempo, muchos años, yo sería aquel que entraría en tu
laboratorio si se sucedía un incendio, aquel que te rescataría si un osado
carterista quería hacerse de tu celular, no él, sino yo aquel que te auxiliaría
si te quedabas sin pasaje, sin apoyo, sin compañía, fui yo entonces, aquel ángel
de la guarda que Dios te puso muy cerca, para cuidarte aun sin conocernos, nos
puso bien cerca, como para que no hubiera duda, es increíble, en la misma
cuadra y al mismo tiempo, es broma? No, es realidad, yo estaba allí, junto a
ti, en la misma cuadra, al mismo tiempo, ya te esperaba, ya maduraba mi amor
por ti, chistes que la vida nos propone, cosas que merecen ser escritas, tu, en
el 269, yo en el 275, podría haber sido mejor? Imposible, pero igual, habría
que aun esperar, no estábamos listos, teníamos que golpearnos y sufrir hasta
tener la certeza que éramos efectivamente el uno para el otro, quizá si no
hubiéramos sido ambos tan tercos, hubiera sido un poco mas fácil igual, yo te
iba a esperar y tu a mí, muchos, muchos años aún, tercamente, perseverantes
ambos, conscientes ambos que la vida nos deparaba aun algo mejor para los dos. Genética en sus
inciertos inicios y el Centro Marista, tan cerca como uno junto al otro, tan
lejos como que aun no te conocía, vecinos, destinados, esperando pacientemente
nuestro momento, EL MOMENTO, el fin del camino, el inicio del último tramo de
nuestras vidas, juntos, francos, sinceros, amantes, amigos, compañeros,
cómplices, condiscípulos, yuntas, siempre riendo, siempre conversando siempre
compartiendo, y con cuatro hermosos retoños siempre faltos de atención y de
afecto, siempre con poco, siempre a deuda, siempre dispuestos a condenarnos,
cumpliendo su papel de hijos que tan bien les sale. Cuántas veces nos
habremos cruzado? Cuantas veces compartimos el paradero? La segunda vez que te vi,
tú no me reconociste, habías crecido, habías desarrollado, habías ganado en
años, en belleza, en argumentos y en experiencia; esta vez ya no tenías un
chancay en la mano, estabas sentada en la tribuna de un campo deportivo, era
recuerdo bien un día de sol brillante, y tu cabello entonces negro, negrísimo,
brillaba también con el sol de esa aciaga primavera de hace algunos años ya,
con las piernas cruzadas, el torso recto, joven, bella, digna, altiva,
provocadora, casi pedante, mirando con tu pequeña talla por encima de todos,
incluso de mí, imagínate, aún incluso de mi, de mi talla pero sobre todo de mi
autosuficiencia y seguridad. De verás que me
ignoraste, hacías como que no me veías pese a mi insistente mirada, que
carácter, que personalidad o es que quizá eras tu la dueña de aquel complejo
deportivo y de aquella tribuna? Parecería que lo eras, o fingías bien serlo, y
la alegría llenaba mi alma mi espíritu recordaba sin recordar, extrañaba sin
extrañar, deseaba sin haber probado, exigía, sufría, quería tomar lo que sabia
le pertenecía desde siempre, quizá desde el momento aquel que entre tu padre y mi
abuelo surgió una complicidad competitiva por el favor de la joven Zoila, no la
manzana, sino el bizcoche de la discordia. Tú no sabes que ellos se
saludaban cómplices mientras tu hacías que yo mirara tu budín de pan, mientras
los dos viejos competían por ser cual es más gracioso frente a la china, un
poco se odiaban un poco la simpatía se acrecentaba, hasta el día que mi padre,
ya un poco verde por los años, quiso instalar un nuevo equipo de escape en su
carro, su carro nuevo, encargándose entones de hacerle saber a tu padre que el
tenia carro del año. Para tu padre era simplemente el vecino, un cliente más al
que castigaría con una cuenta gruesa, por payaso, por hacerse el bacán, por
querer atarantar con su carro nuevo a su competidor de simpatías. Y tuve que llegar hasta
las aulas donde estudiaste para seguir tus pasos, para buscar tu olor y tu
presencia en cada carpeta, en cada rincón de esta casa estudios, buscando los
lugares por donde reíste, sufriste y hasta algo estudiaste, imaginándote en
cada jovencita que veo pasar, llena de dudas, de optimismo, de amor hacia la vida,
siempre con alegría, ocultando siempre tu dolor y tu angustia, siempre por encima
del sufrimiento e incluso del hambre que también nos toco alguna vez compartir
en nuestros caminos cercanos. Ya te quería, y ya te quería encontrar, y ya te
quería tener y aferrarme a ti con el temor de perder el sueño que termina al amanecer,
sin embargo, los años transcurridos uno junto al otro sin hablarnos, nos han
curtido en la espera y en dolor, ya no te espero, ya eché abajo ayer tus
puertas, como dice la canción, ya te puedo amar, ya puedo soñar con verte al llegar
a casa, ya eres mía y soy tuyo y si en caso la vida se burla de nosotros y nos
vuelve a separar, ten por seguro que sabremos buscar el camino para
encontrarnos sea en esta vida o en otra o en otras cuantas sean, te estaré
buscando cuando seamos gatos, cuando volvamos a nacer convertidos en árbol y en
ave, tendrás tu nido entre mis ramas y una vez más veré con inmensa alegría
crecer a tus críos, cuidándolos una vez más, compartiendo con ellos mi sombra y
mi cobijo y también en esa otras vida serán entonces hijos míos hijos de la
vida deseosa de realizarse. Mi final acercamiento a
ti fue a través del dolor que reflejaba tu mirada, tristeza, decepción,
profundo dolor, eras entonces una mujer rota, golpeada, decepcionada, culpable,
responsable de todas las desgracias del mundo; y al mirarte mi vi a mí mismo y
a mi dolor pasado, y quise hablarte, contarte, decirte que la vida no se
acababa, que tenias mucho por vivir, mucho por andar, mucho aún por dolerte,
que eras valiente, decidida, casi heroica, quería reírme, decirte “no te preocupes, estas dolida pero aunque
ahora no lo creas el dolor pasa, de veras, que risa, se te va a pasar, parece
ahora imposible no? Pero ten fe, pasa.
Pero no podía decirte mucho, ya que tu no aún no me habías aun reconocido. Y aunque te ame cuando
estas callada porque estás como ausente, que lejos estás de esa mujer a la que
hoy amo cuando ríe a carcajadas, con esa
risa tuya que le gana a la misma muerte en ese instante, amo tu risa y tu
alegría , que se hace eterna, que suma felicidad a todos los que disfrutamos de
tu alegría, que lejos de esa mujer que baila sin cansarse, que da vueltas y
cambia de ritmo y disfruta y se olvidad de todo cuando danza, que se hace una
con la música, una con la vida misma, sé que vivirías y morirías bailando, olvidándote
de todo entregándote a las notas musicales, a los ritmos frenéticos, a la
alegría, esa alegría que le gana por un instante a la propia muerte, porque tú
eres eso, eres vida, vida que se brinda a todos quienes compartimos un poco del
camino contigo. Y poco a poco fui
haciéndote recordar quien era yo, quien era ese muchachito flaco, ojeroso, con
unos enormes ojos negros y pantalón corto, sin panza, con abundante pelo negro
y cara entre travieso e inocente que te miró extrañado y al que tu miraste
hacia ya muchos muchos años, ese que te había esperado y aquel al que tu también
esperaste, y te ame y me enamore y me entregue a ti, y le pedí a la vida que me
regale los años a los que ya yo había renunciado para vivirlos junto a ti, para
disfrutarlos junto a ti; y pude entonces recordar que no solo nos unió el pan
de la tarde o el bizcocho del domingo, la sonrisa cómplice de la china, la
huaca entonces libre de humo o la avenida La Marina que tenía entonces unas
amplias bermas laterales donde podíamos jugar libremente sin temor a los vehículos,
nos unió también el mercado de pulgas, la cafetería Las Delicias donde Mario
Vargas nos legó mejores líneas que los
que perpetro en este instantes desde mis entrañas, pude recordar la Diagonal, el
edificio Kennedy con sus doce altos pisos, el parque central y el cine El Pacifico,
lugar obligado de citas, donde todas parejas se perdían porque tenía dos
puertas, cuantas veces nos habremos cruzado tú con tu casaca blanca de doctora
joven y yo con mis inmensas ganas de verte de cerca y tocar tus manos pequeñas. Vivimos entonces todos
estos años muy cerca uno del otro, y nuestro terco amir pudo finalmente
desfogar sus ansias, nos recibibos dolidos y rotoso y apoyándonos mutuamente le
pedimos a la vida que nos regale unos instantes más para mirarnos, para gozar
viendo crecer a nuestros cuatro hijos, hoy amor, estamos juntos hemos llegado
al final de nuestro historia que no es sino el inicio de nuestra historia de
amor, pero esta vez juntos. Por eso te digo, nunca
duermas sin tomarme de la mano, que yo siempre tomaré la tuya, así, nunca más
nos perderemos y si tienes dudas, o te sientes sola, aprieta mi mano con fuerza ya verás que nuestro
sueño sigue vigente, latente, vivo, deseoso de seguir creciendo, disfrutando de
la vida que nos regala estos años juntos. Con amor.
miércoles, 20 de febrero de 2013
Mas de algo sin titulo - Alberto Novoa Allagual
"...Lima vivía emborrachada por el fuerte olor de los omnibuses de aquella época, el diesel no perdona, el olor característico de su humo, el kerosene del primus, el ron de quemar, las mañanas frías de pisos con barro, porque en lima no llovía sino embarraba..."
Fragmento de algo aun sin titulo - Alberto Novoa Allagual
"...Lima vivía emborrachada por el fuerte olor de los omnibuses de aquella época, el diesel no perdona, el olor característico de su humo, el kerosene del primus, el ron de quemar, las mañanas frías de pisos con barro, porque en lima no llovía sino embarraba..."
sábado, 16 de febrero de 2013
Un fragmento de algo si titulo aun.... - Alberto Novoa Allagual
Cada mañana se oía el extraño cantar de las aves que al unísono
silbaban la misma melodía, Porta era una calle pequeña con arboles de mora a
uno de los lados que caían casi todo el año lo que daba un color rojizo muy
característico de las veredas miraflorinas de aquellas épocas; resbalosas y
socias eran la delicia de los murciélagos que solo de noche hacían un extraño
ruido con sus alas al chocar con las paredes por su mala orientación.
A mis 5 años, el mundo era un misterio, Porta no era la
única calle solitaria, en Miraflores cada calle era como un misterio, los pocos
autos que circulaba fuera del centro de Miraflores avanzaban lentamente; eran
otros tiempos, todo iba mas lento, yo crecía tan lento que no me daba cuenta
que cada pequeño momento me hacia mayor, cada paseo en bicicleta detrás mi
hermanos mayores, que se alejaban y me obligaban a pedalear siempre mas rápido,
hasta que regresaban por mi.
Un día de vacaciones, salimos a pedalear sin rumbo, solo salimos
y conocimos todo Miraflores, 3 hermanos unido nada nos hubiera podido pasar,
Miraflores era tan grande…!! las
inmensas casas con rejas coloniales en la entrada, otras con madera que daba la
impresión de pequeños castillos, las plazuelas pequeñas aparecían de pronto en
el camino casi siempre de forma circular cortando el flujo natural de las
avenidas, grades arboles, plantas, jardines siempre húmedos y calles muy
limpias, solo algunas como Porta enrojecidas por la caída de las moras.
Armando, Alvaro y Alberto, conocidos como Lalo, Javier y
Tito, dormíamos en el mismo cuarto al fondo de la casa de Porta, el único
dormitorio hecho de ladrillo y cemento, el resto de la casa con techo muy altos
construida en 1930 perfilaba paredes muy altas de quincha y adobe y techos de
madera con crucetas pintado de blanco, los pisos característicos de pino,
cuartones largos toscos clavados con gigantes clavos sobre durmientes asentados
en el piso.
jueves, 14 de febrero de 2013
Amo - Alberto Novoa Allagual
Amo por vocación, siento que aun hoy sigo aprendiendo a amar, amo a quien me ama y a quien no, amo al que falla porque lo seguirá intentando, amo tu soledad, amo a mi familia, amo sin cesar a mi esposa y a mis hijos, amo lo que hago y como lo hago amo que me amen y me amo. Feliz día del amor y la amistad a todos...!!!
lunes, 11 de febrero de 2013
Si o No...? - Alberto Novoa Allagual
El egoísmo vocalista nos ha hecho caer en una vorágine de propagandas y encuestas donde la verdad o la mentira es lo que menos importa, SI O NO...?
Desde el amanecer cuando me levanto y abro el facebook encuentro fervientes activistas amigos y ex amigos que defienden lo que asumo piensan es la posición mas clara, clara para quien? me gustaría preguntar a cada uno si se han informado sobre lo que se nos viene sobre lo que pasaría si finalmente la mayoría manda se revoque a la actual alcaldía de Lima, se procesara los implicados? o solo se irán a su casa? la mayoría popular no siempre es sabia, la prueba es nuestra vida republicana, entonces lejos del proceso, la revocatoria o el deseo popular de la mayoría no necesariamente seria el reflejo de la realidad o de la verdad puede que la administración actual sea limpia pero que no haya ganado la simpatía popular, puede que sea corrupta para lo que los opositores estaría equivocando su artillería al pedir sean revocados...no debería pedir ser enjuiciados?, los argumentos son los malos manejos económicos entonces cave mas un juicio que una revocatoria, o se debe creer que " como han robado se deben ir a su casa"? no, como han robado deberían ser enjuiciados no revocados.
También hay los que por la cólera o el hígado en el ocaso de la vida empujan para donde mas les provoque bilis.
Por otro lado, la contraparte, acusa al gran gasto que representara esta revocatoria, yo mas diría que finalmente se hace uso del aparato estatal de la burocracia, masa inmensa que genera sus propios problemas y su propio trabajo, se imaginan que seria si no existiera gobierno? si no hubieran ministerios, si el congreso estuviera compuesto de pocos personajes notables, científicos peruanos, sin importar si son 3 o 100? cuanto dinero ahorraría el estado? cuantos desempleados mas habrían en el Perú sumando esto mas aquello, en conclusión me da la impresión que "alguien" se esta haciendo o se va a hacer rico con este proceso de revocatoria, vemos que no compete una revocatoria sino un juicio y que el gasto no es un argumento ya que es parte del sistema del que todos nos favorecemos, entonces que hacemos los peruanos que vivimos de nuestro trabajo fuera del aparato estatal? que no trabajamos en un ministerio ni en una municipalidad.
Es así que sugiero ademas del SI Y EL NO se agregue la palabra QUIZÁS efectivamente un voto triple, ya que si no votamos nos multan, que al menos nos den la opción de dejar que continúen con este circo desesperado a ver a quien se le acaba primero la plata, y así descubramos quien actúa honestamente y quien actúa en venganza.
Con que cara mirara a los ojos a sus hijos la gente que a sabiendas que actúan por un fin económico mienten y argumentan razones de peso para su accionar? con que palabras expresaran su amor a una familia que saben desde ya que cada palabra que dicen en mentira, que si mienten a los peruanos mentira a la esposa y a los hijos.
Y bueno, espero escuchen mi llamado, y agreguen el QUIZÁS ya que el QUIZÁS también representa a un grupo de personas que no creemos en el SI NI EN EL NO, pero si queremos saber realmente quien nos esta mintiendo siendo manejado por el poder económico.
miércoles, 6 de febrero de 2013
Si o No...? - Alberto Novoa Allagual
Lo conocí el 17 de setiembre de 1970, yo
andaba totalmente concentrado con las sorpresas para la fiesta de mi cumpleaños
que preparaba mi madre con mi tía hacia calor, los muebles de mi dormitorio el
mismo que compartía con mis dos hermanos en l pequeña casa de Lince estaban
llenos de sorpresas, la casa olía a torta, a cera, a cumpleaños, hasta ese día
mi universo era mi madre, mis hermanos, mi cama y la televisión, aun tomaba
biberón para dormir, así que me echaba en la cama de mi madre y esperaba el
biberón antes de dormir, pero esa mañana no fue igual, concentrado entre tantas
cajas dulces y serpentina se paralizo el mundo, y entro una voz, una sola voz
que decía, hola hijo, ven vamos a ver la mesa, levante la mirada y era un
hombre cobrizo, muy, muy alto, gigante, era Octavio mi padre, esa fue la
primera vez que me di cuenta que el estaba ahí, y que tome en cuenta que el
siempre estaba ahí, pero que yo nunca había independizado su presencia, siempre
había sido un conjunto, ese día empezó un extraño paralelo entre admiración y
competencia que aun hoy no acabo de entender.
Sera que el ser padre es el dejar de ser
uno mismo para pasar a ser propiedad de la familia? Creo que si, pero el tiempo
me enseño que eso no se busca, no se lucha, eso llega solo, como cada noche
cuando camino dando vueltas en la sala de mi casa con Felipe en mis brazos,
como lo hice con Fernando, como espero hacerlo con los hijos de ellos, es mi
forma de hacerlos dormir, mi forma especial de sentirme mas padre.
Seguramente Octavio hubiera o había hecho
lo mismo, Octavio trabajaba en la tienda, negocio que mi madre construyo años
antes, siempre oí que había trabajado en grandes empresas y que dejo todo por
nosotros sus hijos, es un absurdo que un niño valore eso, pero siempre cada
cosa llega a su debido tiempo, yo no pido a mis hijos que valoren mi esfuerzo,
solo lo hago, me sale “ automático” y eso me hace sentir mucho mejor cada día.
Octavio tenia 45 años, la misma edad que yo
hoy, el ya tenia 3 hijos, yo el menor, después llegaría Milagros por pocos
días, solo por muy pocos días dejando el vació imborrable en mi madre y mi
padre, quienes enloquecieron cuando ella partió, nunca entendí lo que paso,
nunca pregunte mas, siempre respete lo que Octavio tuviera a bien explicarme,
con eso bastaba, eran otras épocas.
Es increíble recordar lo que sentía cuando
Octavio me cargaba y me llevaba a la cochera a guardar el auto, era la gloria,
mas de una vez mi madre critico que me sacara desabrigado, pero era ilógico
como podía sentir yo frió estando en los brazos mas seguros del mundo?Ese era
mi mundo, mi universo, mi madre, Octavio y mis hermanos.
Aquella mañana, Alvaro y Armando se
despertaron temprano, era sábado, me despertaron levantaron me llevaron al baño
me lavaron, cambiaron y peinaron con bastante glostora, debo haber quedado bien,
terminando su acto me dijeron….Feliz dia Tito, ahhh, bueno ahora entiendo, me
habían hablado tanto del cumpleaños y de los regalos que entendí de inmediato,
ese era mi regalo de mis hermanos a mi, bien, buen regalo, ellos se fueron a
dormir, me dejaron sentado en el borde de mi cama, bajo amenaza, no me podía
deshacer mi peinado, asi que debía quedarme quieto, solo un par de horas para
que despertaran mis padres, dos horas, nada mas.
No recuerdo nada de la fiesta, ni de los
regalos, solo del regalo de mis hermanos, las manos de mi madre preparando las
sorpresas y la voz de mi padre.
La casa pequeña en lince con pisos
cerámicos de colores desconocidos para mi el pequeño y misterioso baño en la
cocina el que nunca explore, el pasadizo largo de entrada tan oscuro, Jose Pardo no era una calle tranquila, Lima vivía emborrachada por el fuerte olor de
los ómnibuses de aquella época, el diésel no perdona, el olor característico de
su humo, el kerosene del primus, el ron de quemar, las mañanas frías de pisos con barro, porque
en lima no llovía sino embarraba-
Es tan fácil recordar que se tiende a
endiosar los hechos, podía cerrar los ojos y sentir su presencia, eso me da la
facultad de saber cuando incluso hoy me acompaña Dora, mi madre, iluminaba
cada lugar con su presencia, quizás por eso se describe a Dios en forma
luminosa, quías por eso la Virgen Maria manifiesta su presencia con pétalos de
rosa, quizás por eso esperamos no se borren las facciones cuando muere un
Santo, para que el recuerdo del rostro del ser querido no se borre de nuestro
pensamiento, su rostro permanece intacto en mi, casi recuerdo su timbre de voz,
sus palabras, su mirada, por esto se me hizo tan fácil imitarte, a ti y a
Armando.
Confió en que la vida es un paralelo, en que
hay un instante único en cada universo que vive cada existencia individual, los
hechos se repiten y cada uno tiene la posibilidad de vivir en si, en cada acto
que realiza el cielo o el infierno, con la agonía del purgatorio, y no la vana
descripción desesperada que dio la humanidad a la visión del pecado; el cielo y el infiero, lo vives e
cada acto, el purgatorio es el proceso, dejo libre al universo para que me
muestre llegado el momento lo que viene después, no espero, no confió o exijo,
solo dejo al universo hacer su trabajo y aprecio finamente cada hilo que mueve
para hacerme llegar a un lugar exacto en su momento y su tiempo.
lunes, 4 de febrero de 2013
Gregorio - Alberto Novoa Allagual
Con la llegada del siglo llego Gregorio,
hijo de Manuela y Manuel, de apellido impronunciable y mil misterios, naci en
Paita –decia- piurano, entre el calido sol y la necesidad de un país
angustiado, que solo conocía del mas fuerte que por imposición hacia respetar
sus reglas, como recién salidos del vierreynato, sumergido en el desorden de
calles de tierra y gente descalza, asi era mi pueblo, el sol cada vez mas inclemente había inundado
las calles de polvo, la falta de agua y la sequedad no conocían aun el cáncer
de piel, ni las enfermedades bronquiales, la piel cobriza tatuada por el sol se
hacia cada vez mas fuerte como el temperamento de la gente que entre tanta
miseria trabajaba sin descansar sin recompensa, en el hambre entre tanto calor.
Los colores tan fuertes del medio dia
cegaban, aun no habían llegado los primeros autos que anos después robarían la
calma del silencio que embriagaba los pueblos pequenos como el mio. Aun quedaba
tiempo de pensar, pensar e la miseria, en el hambre, pero la naturaleza no
perdona y la gente nacia y moria, entre esos estaba yo, Gregorio.
No se explicar como llegue exactamente, se
que mis padres se juntaron y nacieron 7 hijos, yo, el menor, cargaba con las
exigencias de tener menos oportunidades la debilidad de mis huesos y mi pequeño
tamaño jugaban en mi contra como si siempre hubiera sabido que era una competencia,
como si hubiera ignorado que el mundo estaba en mi contra diciendo no vas a
poder, es imposible, ni siquiera lo intentes.
El mar tan cerca tan natural ponía el ritmo
simple, todo el tiempo igual, es increíble pensar que el mar, el sol, las nubes
son siempre las mismas para todos, aunque las estrellas a veces se niegan en
las grandes ciudades son entonces propiedad de los pueblos, que para rogar
levantan la cabeza e imploran a las estrellas, no como en la ciudad que se ora
con los ojos cerrados.
El inicio de siglo no fue un tiempo fácil,
la falta de trabajo, la escasez, el hambre, las caras duras tan agestadas por
la razón de tener a la familia con el dia a dia, desde muy pequeño comprendi
que mi derecho no existía, que la única forma de salir de la pobreza…era salir
de la pobreza, aprendi a confiar en Dios, atener fe y no reclamar, a bajar la
cabeza y ver las estrellas que yo mismo llevaba dentro como muchos anos despues
necesitaría ver cuando ya adulto emigre a la capital a encontrar al Gregorio adulto,
remojado entre aromas de simpatía que volaba al caminar entre la misma
expresión de la gente que perdida lloraba la oportunidad que nunca llego o
nunca se dejo ver.
Mi madre, una mujer alta, gruesa buena moza
de rasgos fuertes, aceptara a mi padre después de un cortejo breve había tan
poco que ocultar que las razones eran tan simples como los sentimientos, mi
padre, hombre de baja estatura metido en el mar, piel cobriza y desordenada
musculatura, la convencería después de exhibir sus bondades en el mar, como en
su hábitat natural, tomo lo que todos querían y nadie tenia de la mas pedida
del pueblo, la llevo al mar y juro hasta la eternidad entre las estrellas de la
noche mas clara y calurosa de la vida, ella mujer de pasos firmes, no sabia lo
que era voltear a ver atrás, solo avanzaba, sabia que su larga cabellera nunca
le daría de comer, asi que entre los 7 milagros que concibió aprendió la labor
del mar que seria lo mas útil que le dejaría ese hombre que anos antes la
convenciera con sus caricias, con sus palabras de renunciar a nada para dejarle
todo, todo lo que le brindaba, el mar, las estrellas y los 7 porvenires que
llegaría después.
El primer ano fue de las estrellas, cada
una contada hechados en la arena del nuevo mar, como caricatura contando una
nueva historia sobre cada una de ellas, los detalles son menester de los
enamorados la pasión permite el lujo del engano, y ella cedia con dulzura ante
la miel de las palabras de el, y asi poco a poco llegue yo, el setimo invento
de mi padre por aferrar la ilusión de mi madre de que las estrellas serian
nuestro techo, el mar nos abrigaría y la noche alimentaria las 7 pequenas bocas
pedidas con tanta premura como la pasión que crearan.
La dulce voz de mi padre, la belleza de mi
madre fundo la familia del apellido impronunciable el mar y las estrellas el
escenario, asi poco a poco cada estrella se fue apagando como si fueran
infinitas llegaron a su fin, hasta que el cielo se torno nublado el hambre
desesperaba, la pesca era mala, fueron los peores anos del Peru, las perqueras
a sabiendas de la abundancia delos mares habían tomado posecion pescando
desmesuradamente, la costa se llenaba de fabricas, el pueblo ya pavimentado
lucia esplendorosa la luz que nos dejaba ver con mas detalle la pobreza que
tomo por asalto los hogares de los humildes pescadores que ante tan funesto
ataque solo les quedo ceder su territorio su mar al gigante depredador que no
dejo pez sano que comer, menos para vender.
Asi llego el hambre después de la miseria,
yo con 7 anos hacia caso a mi destino, perdia la mirada entre el oleaje que
nunca iba a extranar sabiendo que el destino siempre me dejaría cerca al mar, y
asi fue, poco a poco se fueron los hermanos mayores, se hicieron a la mar, la
tristeza de mama se mezclaba con la vejez, extranarlos dia a dia mas para que
regresen cada dia menos, hasta que un dia no regresaron mas.
La vejez de mi madre y mis escasos 7 anos no
me dejaron alterativa, fui ilusionado mil veces al puerto a hacerme a la mar,
sin éxito, mi debilidad, mi corta edad, mi pequeño porte jugaban en contra,
había que hallar una solución.
Es raro ver un niño planear a largo plazo,
pero ese era yo, a mi corta edad descubri que si me quedaba moriríamos, solo
quedaba una opción, tome el riesgo propio de la aventura sin la ilusión de un
niño sino con la temeridad de un adulto consciente, temeroso y responsable.
Era muy tarde quizás media noche, los
barcos se mecían por las olas del puerto de mi natal Paita, una soga que ataba
un barco al muelle me dio la oportunidad de trepar, la escaza luz jugaba a mi
favor, zagaz como un tigre trepe la soga y de pronto me encontré en la cima del
barco, no había nadie, solo miles de cajas entre las que me escondi y solo
espere.
La mañana me tomo de sorpresa, el barco ya
en altamar con su bamboleo me dejaría pensar que solo Lima la capital me daría
la oportunidad de sobrevivir, el hambre no tardo en llegar y agazapado entre
las sombras del sol ardiente Sali a buscar algo de comer cuando una mano firme
me levanto y ahí empezó la travesia.
Quien eres??? De donde mierda saliste???
Sabes que le pasa a los polizontes en alta mar??? El corazón se salía de mi
pecho, aun guardaba la esperanza de ser tratado como un niño, lo que no
ocurrió, a cada momento el maltrato empeoraba hasta que mi vida dependía solo
del corto tiempo que duraría el episodio.
No se cuantos minutos pasaron, me amarraron
y prepararon para tirarme por la borda, entre gritos de furia y de horror, mi
vida se iba, entre el escándalo una voz de la multitud pregunto mi nombre, no
se como, grite….Gregorio, Gregorio, y el apellido impronunciable, se hizo el
mas grade silencio pense estar llegando a lo profundo del mar cuando una mano
amistosa me levanto con suavidad, era mi hermano, uno de los que hacia ya
varios anos abandonara Paita para trabajar en la capital, era la primera vez
que el apellido impronunciable me salvaría la vida, al ser único, los
tripulantes me habían identificado como hermano del compañero quien fue avisado
de inmediato y corrió a salvar mi vida, en pocos minutos encontré que mi otro
hermano también viajaba en el mismo barco y fue asi como nos reunimos los tres,
dos de las leyendas que hacia mucho no veía y yo, un polizon tratando de
escapar de la pobreza de un puerto del norte peruano.
En lima el tiempo pasa muy rápido, la
pobreza, el desorden propio de un puerto emergente se apoderaba de las calles
del Callao, yo vivía con mis hermanos quienes entre travesia y travesia
trajeron a mi padre Manuel a vivir con nosotros, era el inicio del siglo XX las calles
iluminadas dejaban ver la pobreza pero también la esperanza y las
oportunidades, empece a trabajar en lo que había hasta hacerme adulto y lograr
un puesto en lo que anos despues seria la aduana del Callao, en ese entonces
manejada por el Banco de la Nacion.
Sin apremio económico empece a vestirme
bien, visitaba constatemente los sastres del Calllao, las mejores zapaterías,
corbata, camisa blanca y sombrero, Lima salía de los trajes oscuros y yo con
zapatos de charol de dos colores en los pies, saco con sutiles rayas blancas,
camisas impecable y corbata era dueño de una sonrisa radiante que no tardo e
conquistar los corazones de las jóvenes, me sentía libre, dueño del mundo y de
mi futuro.
Lucho era un compañero de trabajo hombre
bueno de familia, un domingo me llevo a su casa a almorzar y fue ahí donde la
conoci, ella, la única mujer en el mundo, la única mujer en mi mundo, la
hermana de Lucho, quien habiendo tenido una terrible infancia había pasado los
últimos anos en casa, me enamore y me case casi de inmediato, un matrimonio
único que duro mucho mas que cualquiera y que hoy nuevamente reunido ve con
candidez lo vivido como un juego sobrenatural donde Dios puso su mano y hoy nos
envuelve con su dulzura por los siglos de los siglos.
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