viernes, 22 de marzo de 2013

La masa del olvido - Alberto Novoa Allagual


Era el invierno mas duro del mundo, el frio en los huesos por el abandono, el temor del hambre, de lo que vendrá. Cada segundo era peor que el otro, sin agua, sin techo , sin tener que esperar, era peor que ser mal tratado, era el tener familia, hermanos, un padre y que no quisieran saber nada de el.
No había pasado un ano después que murió la madre, la gran casa llena de colores, voces y olores se fue convirtiendo en la masa del olvido, en el motivo de la desesperación en un sin fin de ideas que mezcladas se convertía en nada, el fin, la nada de la masa del olvido.
 Acababa de salir de una penosa enfermedad que lo tuvo postrado mas de un ano, el mareo producido por la falta de sangre entregada en un acto si fin de bondad para todos, de debilidad para el mismo, el sentirse engañado, débil y sin posibilidades, lo que mucho tiempo después aprendería era una bendición de la madre que al dejarlo, cumplió el sacrificio máximo, el sacrificio personal quebrando el amor de madre a hijo, para dejarle un recuerdo, auquesea malo, pero algo que pensar al fin, algo que mantuviera su mente ocupada porque venían tiempos difíciles los mas difíciles de olvidar.
Ni bien murió la madre, quedo la enfermedad, como si un pueblo castigado por Dios pasara las plagas sintiendo que no hay final, el dolor no se puede recordar así que la vida se encarga de poner un sello en el sufrimiento que deja el dolor, el dolor pasa, el recuerdo del sufrimiento siempre nos acompañara.
Paso un día, un solo día después de la partida de la madre para que el padre castigara su dolor pidiendo explicaciones donde solo había dolor, el no tenia palabras, la pena se había comido su dolor buscando que olvidar que desaparecer entre tanta pena, buscando no ser  el mismo sino una sola masa de dolor para así repartir el dolor entre tanto sentimiento 

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