Lince era el lugar mas frió del Perú sus
calles anchas y modernas contrastaban con el cielo gris nublado por el humo de
los viejos ómnibus es que transitaba por cuanta calle tenia, el ruido
infernal detectaba tempranamente lo que con el pasar de los anos seria la
perdida de mi oído izquierdo, lentamente, poco a poco.
Una esquina transitada en medio de un mercado, a la vuelta de la
avenida, como cualquier esquina de Lima, empezando la cuadra la casa
misteriosa, seguía la gasfitería, especie de ferretería dedicada solo a tubos y
artículos de gasfitería, sigua la quinta de Enrique, la librería de su madre, al costado la puerta de la casa de Juan, la obstetriz suerte de
posta medica que atendía solo embarazadas, la ferretería de los abuelos de
Juan, la puerta de la casa de Enrique el primo de Enrique, la tienda de discos
de mi padre y la entrada de la quinta de Angelito, la farmacia……..
Nidia ya conocía a Georgia mama de Enrique, solo dos puertas
separaban las tiendas de discos y la librería; siempre de fachada verde, un pequeño
edificio de solo dos pisos y azotea, como levantándose entre tanto caos
marcando el orden del barrio, un mundo diferente, adentro, el calor de hogar,
solo Enrique y su madre, su padre falleciera siendo todos muy pequeños, hacia
pocos días que nos conocíamos y el movimiento inusual en casa presagiaban el
desastre, por la noche Enrique comía en mi casa, éramos tan pequeños, quizás 5
anos quizás, Enrique siempre delgado, de pelo rojizo y prominentes dientes,
lentes, pecas, característicamente gritón, se convirtió con el tiempo en mi
mejor amigo, el cómplice de travesuras y camarada de juventud compartiendo una
pelota en ese bosque misterioso que los chicos llamábamos Parque Castilla; con
el tiempo, Enrique lleno su vida de futbol pasión no compartida por quienes a
esa edad aún no entendíamos de vacios ni de soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario